MARCOS-RICARDO BARNATAN
La oferta cultural de la ciudad de Málaga no deja de crecer. El anuncio del acuerdo entre la baronesa Thyssen y el Ayuntamiento para crear el Museo Carmen Thyssen-Bornemisza en el Palacio de Villalón amplía de manera significativa el poderío artístico de una ciudad que en pocos años ha visto inaugurar espacios de la importancia del Museo Picasso y del Centro de Arte Contemporáneo de Málaga.
Las características de las obras que forman esta colección, reunida por Carmen Cervera con el asesoramiento de Tomàs Llorens, harán del nuevo museo un lugar donde los visitantes puedan repasar la mejor pintura española del siglo XIX, con un particular acento en la pintura andaluza y algunos artistas fundamentales del siglo XX. Un contenido clásico, que conforma a un gran sector del público tanto nacional como extranjero, que complementará sin duda el dedicado a Pablo Picasso y el centro que se dedica al arte más contemporáneo.
Trescientas cincuenta y ocho obras selectas es un buen número y los nombres que se anuncian son muy importantes: Zurbarán, Zuloaga, Sorolla, Solana, pero también Romero de Torres, Villaamil, López Mezquita, Regollo y Rodriguez Acosta.
Así hasta llegar a maestros del siglo XX, como Juan Gris, Moreno Villa, Bores, Benjamín Palencia y Pancho Cossío, para acabar con algunos de los grandes protagonistas del arte contemporáneo español como Antonio Saura, Gerardo Rueda, Eduardo Urculo o el Equipo Crónica.
Se trata de un préstamo a 15 años, pero es un lapso de tiempo suficiente como para que el futuro museo se afiance y puedan acordarse otras fórmulas para su continuidad, como ha sucedido con el Museo Thyssen de Madrid. El gesto de Carmen Cervera es significativo porque no abundan entre los coleccionistas de nuestro país y quizá sirva para animar a otros potenciales mecenas.
Málaga ha tenido suerte porque al parecer eran varias las ciudades españolas interesadas en quedarse con la colección; pero jugaba con buenas cartas. El nuevo museo estará sólo a 500 metros del Museo Picasso, en el centro de la ciudad, y será una escala de lujo en los recorridos turísticos. Málaga y su zona de influencia está en un crecimiento continuo, quizá por eso sea el sitio más apropiado para mostrar la necesidad de descentralizar también los museos de las grandes capitales y reforzar las ofertas de la periferia.
Es de reseñar cómo el interés de la baronesa por el arte del siglo XIX, que es el núcleo principal del nuevo museo, conecta con un redescubrimiento de esa época por parte de los coleccionistas y del público, después de mucho tiempo de olvidos y denuestos.
Las previsiones hablan de una espera de tres años para finalizar las obras de acondicionamiento, pero los cuadros estarán a disposición del Ayuntamiento para comenzar a mostrarlos en espacios provisionales. Málaga tiene garantizado desde hace tiempo el turismo del sol, y cada vez más fortalecido el turismo cultural.
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