Sobre Lord Richard Rogers (Richard, como a él le gusta que le llamen) pueden decirse muchas cosas. Yo he tenido la inmensa suerte de colaborar con él durante los últimos 12 años, y aquéllos que tenemos el honor de trabajar con él compartimos a tres richards: el compañero, el amigo y el maestro.
Le considero como a uno de los autores más relevantes del mundo arquitectónico, un visionario que ha sabido romper tendencias e introducir conceptos revolucionarios haciendo de ello su estilo. Richard posee el sentido de plasticidad innato de los maestros, una intuición y visión tan claras que sólo pueden ser fruto de educación artística enriquecida con la propia experiencia y la contemplación del mundo. Su comprensión de la vida en la ciudad y su vocación por el urbanismo y por alcanzar una relación armónica entre la cultura, la Historia y el espacio hacen de su obra un referente mundial.
Personalmente, es profundamente modesto, aunque defiende con pasión y energía sus convicciones. Richard nunca habla ex cátedra ni da respuestas únicas, siempre le gusta proponer soluciones alternativas fruto de la reflexión. Es un hombre sencillo y modesto, astuto, imaginativo y sin complejos, que posee un carisma arrollador y un corazón muy muy humano. Los que trabajamos con él hemos encontrado al compañero y maestro, siempre aleccionador y optimista. Su obra surge del trabajo en equipo y de su visión de la arquitectura como un arte social. Su metodología es democrática, inventiva e innovadora, mezcla del entusiasmo de la juventud y del saber de la madurez condimentada con una personalidad carismática.
Y es ahí, en su carisma y experiencia, donde reside la clave de su genialidad. Un carisma arduo de explicar con palabras y sencillo de percibir cuando te sientas a trabajar con él. Su amplia y diversa experiencia le ha llevado a evolucionar hasta convertirse en un pensador sutil, dotado de una mente prodigiosamente lúcida y una sólida formación humana. Es un gran generalista al más puro estilo de los antiguos maestros cuya visión reconciliadora de los diferentes componentes creativos le permiten alcanzar resultados innovadores y diferentes. Richard es un hombre pasional pero de una pasión serena y meditada fruto de la experiencia y de una mente abierta e inquieta.
Una pasión que transmite a todo el mundo a través de quizá su recurso menos conocido, sus grandes dotes de comunicación. Posee una gran elocuencia, capacidad de síntesis y sentido del humor. Para él lo más importante siempre es escuchar tanto a sus clientes como a su equipo, y lo hace de forma activa, sin perder nunca la perspectiva global del conjunto y con la actitud fresca y humilde que le caracteriza.
Richard Rogers es un visionario fiel a sus ideas y a su vocación de humanista y se presenta ante el mundo no como figura individual sino como la cabeza más visible de un gran equipo. Un equipo potente y sincronizado y engranado, comprometido con los valores y principios que impregnan el estudio y capaz de expresarse y comunicar como una sola voz proyectando un estilo consecuente.
A pesar de los honores que ha acumulado, Richard no ha perdido ni la frescura ni la curiosidad. Sigue proyectando la visión de que la arquitectura juega un papel primordial en el desarrollo de una sociedad más sana y un orden mundial más humano donde todo el mundo disfrute de una buena calidad de vida, un mundo sostenible en lo social, económico y medioambiental. Sus diseños se caracterizan por la sencillez y extroversión, resultando su estética en una imagen tecnológica y futurista, aunque no considera la tecnología como un fin en sí mismo, sino como un instrumento que ayuda a resolver los problemas sociales y ecológicos.
La generosidad, la independencia de criterio sin cerrarse a nuevas ideas, la honestidad intelectual y la vocación triunfante del eterno optimista son las cualidades que más me han impresionado a lo largo de todos estos años de colaboración. Su eterna sonrisa nunca desaparece. En definitiva Richard me ha enseñado muchas cosas pero si tuviese que elegir destacaría: perseverancia, humildad y perspectiva.
Vidal y Asociados arquitectos, fundada por Luis Vidal en 2004, es socio desde entonces de Richard Rogers Partnership.