Andrés Barba abrió fuego. «El de la pornografía es un tema misteriosamente maltratado intelectualmente», dijo. A lo que Herralde, su editor desde hace años, respondió: «Barba siempre escoge temas límite o peligrosos pero los trata con gran elegancia, de manera nada escandalosa, pero sí exigente». Por su parte, Javier Montes, coautor de La ceremonia del porno (presentado a concurso con el título Pornografía y representación y bajo el seudónimo Bill Osco), indicó que el estudio intenta recoger lo que sucede cuando una sociedad pasa de ser consumidora de pornografía a producirla. «Y eso es algo que está pasando ya en España y en otros muchos países. Internet se ha convertido en la habitación propia de la pornografía», añadió Barba.

El ensayo, que sus autores construyeron a partir del estudio de lo que hasta el momento se ha publicado al respecto y de la observación de lo que ocurre actualmente, no busca «ni condenar ni defender la pornografía», sino simplemente «explicar el estado de la cuestión». Entendiendo el porno como un ritual, eso sí, que sobre todo se practica en solitario y que, en contra de lo que se cree, «exige mucho» a su consumidor. Martin Amis, Madonna, Roland Barthes e incluso Santa Teresa de Jesús y el Marqués de Sade, entre otros, aparecen como protagonistas por haber tratado el porno de una u otra manera.

Antoni Martí Monterde, el finalista, es profesor universitario y rastreador de cafés literarios. Tiene en el mercado una suerte de primera parte del ensayo que le ha valido la entrada en el catálogo de Anagrama: L'erosió (Edicions 62). Este libro era un repaso a la Argentina literaria, haciendo especial hincapié en sus cafés de otra época.

Poética del Café vuelve sobre el tema pero no a nivel local, sino universal, otorgándole al café un papel central en la historia de la literatura. «No es un inventario de cafeterías ni una recopilación de anécdotas, sino que es el estudio de cómo el café ha influido en la literatura, como espacio central, aunque marginal, de la modernidad», dijo Monterde, tan fascinado por el mundo de los cafés que se mudó hace cinco años a Girona, «entre otras muchas cosas» porque se enamoró de una mesa en una cafetería.

¿Hasta qué punto los cafés influyeron en la obra de Charles Baudelaire o de Ramón Gómez de la Serna? ¿Se puede escribir igual en un McDonald's que en una vieja cafetería de los 60? «Los autores jóvenes buscan espacios legados no por sus padres sino por sus abuelos. Es curiosa la incomodidad que sienten en espacios de su propio tiempo, es como si quisieran exiliarse de su época, en un intento de responder al presente», aseguró Monterde, especialmente «cabreado» con la extinción de cafés en Barcelona. «Me duele que se haya dilapidado esa gran tradición. Cada vez hay menos espacios para el ciudadano», añadió.

La ceremonia del porno y Poética del Café se impusieron a los otros 131 ensayos presentados a esta XXXV edición del galardón que falló un jurado compuesto por Salvador Clotas, Román Gubern, Xavier Rubert de Ventós, Fernando Savater, Vicente Verdú y Jorge Herralde.