Tras la tempestad, ya se sabe. Luis Aragonés, que el día anterior había elevado la voz, con motivo, apareció ayer tras el triunfo con aparente tranquilidad. Bueno no, no era aparente. El seleccionador estaba verdaderamente sereno. Los tres puntos no eran tres, sino seis. Ya no se veía con tan relativa amargura el triunfo sobre Dinamarca. Unidos a los logrados ayer en Mallorca, la mezcla, la suma parecía preciosa. Y más tal y como pintaban las cosas tras las derrotas con irlandeses y suecos.
En un instante delicado para la paz personal del seleccionador, después del vendaval, ficticio o no, de los últimos días, las victorias colocan a España en una posición menos incómoda para atacar los próximos encuentros hasta que llegue la hora de la verdad, allá por octubre y noviembre, frente a los tres cocos del grupo: Dinamarca, Suecia e Irlanda del Norte.
Luis no sacó pecho por el buen partido de su equipo ante los islandeses; ni siquiera quiso alardear de su vestuario y de lo claro que tienen darlo todo por su actual jefe. Pese a todo, prefirió mirar un poco hacia atrás, hacia lo que pasó en el Santiago Bernabéu: «Lo que ha pasado esta noche (por ayer) es más normal que lo que ocurrió ante Dinamarca. Es que no debimos haber perdido tantos balones». Para Luis, no hubo ni hay motivo de discordia con gente como Xavi, Iniesta o Xabi Alonso. Ni siquiera con Torres, jugadores apuntados de una u otra forma por el técnico a lo largo de estos días.
«Preguntadles a ellos si hay algún problema. Somos gente de fútbol y nuestras claves son diferentes a las del resto de profesiones. Somos todos gente que se entiende perfectamente».
Para muestra, un botón: «Pues la verdad es que no sé muy bien lo que dijo, y es la mejor señal de que no me siento señalado. Luis quiere siempre lo mejor para el equipo. Cuando no se habla de fútbol no me gusta mucho el ambiente que se crea alrededor nuestro, así que lo que me gustaría es que los españoles volvieran a estar ilusionados, porque hemos dado pruebas esta noche que no es tan inútil apoyarnos, que pueden confiar». Palabra de un crack, de Iniesta.
El autor de un gol que podría ser clave para la clasificación recordó el tanto. En realidad, dos de los tantos más recientes que ha marcado España han sido obra suya. Hace dos semanas fue en Old Trafford. «Intuí el pase de Villa y pude haber pasado hacia atrás, pero me la jugué y salió bien».
Uno de los señalados por las supuestas críticas de Luis que algunos se encargaron de agigantar fue el azulgrana Xavi. El centrocampista dejó claro que no hay nada más que rascar, que las cosas están bien como están y que ahora se trata de apretar los puños y seguir adelante porque la clasificación está a tiro de piedra, sobre todo después del error de los suecos en su visita a Belfast. Lo que fue un ridículo para España, también lo ha sido para la selección de Zlatan Ibrahimovic.
«Da gusto trabajar con Luis. Es un tío estupendo, que va de frente, que dice las cosas a la cara y que se comunica con una gran sencillez. Es preferible la sinceridad a otras cosas. Y Luis es sincero, todos sabemos a qué atenernos con él. Es un hombre de fútbol y su experiencia nos ayuda mucho. El grupo está muy abierto y pese a que hemos sufrido con Islandia, hemos merecido el triunfo claramente. Lo peor ha pasado y ahora se trata de no volver a fallar más, porque el cupo lo tenemos cubierto. A partir de ahora, jugaremos con más calma. Ante Dinamarca, nos pesó mucho su gol y el temor a un nuevo tropiezo», aseguró Xavi, a quien Luis ya cataloga como insustituible.
Luis entiende que se abre un momento para la reflexión: «Lo que quiero es que la gente crea en nosotros». Lo dice convencido de que la curva de credibilidad del equipo nacional había caído un poco más, y eso que ya quedó baja cuando se cayó en el Mundial. Lo que más lamenta el seleccionador es que a partir de estos momentos y hasta junio, que es cuando regresan las eliminatorias, ya no pueda reunirse con sus jugadores para trabajar en el futuro. Es la ley de todos los seleccionadores. No hay tiempo.