El estadounidense Michael Phelps está dispuesto a ser la estrella del Mundial, con permiso de Laure Manaudou, claro. El estadounidense trituró ayer el récord del mundo de 200 mariposa en la final del Mundial de Melbourne. Phelps no sólo rebajó la mejor marca mundial que tenía él mismo desde el pasado 7 de febrero, sino que lo hizo con una increíble superioridad sobre sus siete rivales, que fueron poco más que espectadores de la proeza del estadounidense.
El nadador de Baltimore, de 21 años, marcó 1:52.09 cuando tenía acreditado un récord de 1:53.71 para ganar su tercera medalla de oro en Melbourne. Los 1,62 segundos en que mejoró su plusmarca constituyen el mayor margen conseguido en la prueba en 48 años. En 1959, Mike Troy rebajó la marca de William Yoezyk (2:21.3) en 2,30 segundos (2:19.0), y esa misma tarde la volvió a mejorar en otros 2,60 (2:16.40). Toda una proeza.
Sin llegar a tanto, lo de Phelps hay que valorarlo como algo realmente excepcional. «Hasta yo mismo me he sorprendido de lo rápido que he nadado. Quería nadar en 1:52, pero la verdad es no esperaba conseguirlo. He demostrado que mi forma física es muy buena», manifestó el de Baltimore.
Tras el estadounidense se clasificó el chino Peng Wu, segundo mejor tiempo en las semifinales (1:55.13). En 200 metros el americano le sacó al coreano más de tres segundos, tres metros en la piscina. La medalla de bronce fue para el ruso Nikolay Skvortsov, que entró tras el chino con una marca de 1:55.22.
Con esta final Phelps completa un gran palmarés en esta prueba, que domina desde 2001. El americano fue campeón del mundo en la ciudad japonesa de Fukuoka, en 2001, revalidó ese título en Barcelona en 2003, y añadió la medalla de oro olímpica en el 200 mariposa en los Juegos de Atenas en 2004.
Tal era su dominio que en 2005 en los Mundiales de Montreal renunció a competir en la misma para entrenar mejor otras distancias que le motivaban más.
El oro de ayer en el Rod Laver Arena se añade al que consiguió el primer día de competición en el relevo 4x100 libre con el equipo de los Estados Unidos y al logrado en los 200 metros libre, por delante de su gran rival, el holandés Pieter van den Hoogenband.
Dos récords más.
Si Phelps es la estrella masculina en Melbourne, la femenina es, de momento, Laure Manaudou. La francesa batió a la italiana Federica Pellegrini, estableció un mejor registro mundial y ganó la medalla de oro en los 200 libre.
Para ello tuvo que batir por la calle dos a la transalpina, medallista de bronce, y a la alemana Annika Lurz, que llegó a dominar la primera parte de la prueba, así como a la estadounidense Kate Hoff, que no pudo subir al podio. La americana, oro en los 200 estilos el martes pasado, fue cuarta con 1:57.09. Manaudou, nacida en 1986 en Villerbaune, recortó la marca de Pellegrini (1:56.47), para dejarla en 1:55.52.
El tercer récord del mundo de la jornada fue el de los 50 espalda, logrado por la estadounidense Leila Vaziri en las semifinales (28.16).
El revés le correspondió a Grant Hackett, que ayer perdió definitivamente el trono en los 800, en su propio país y con un triste séptimo puesto. Ya avisó, en la presentación del torneo, de que su forma no era ideal para la cita, pero después de no subir al podio en los 400, se esperaba algo mejor de este ídolo nacional, que tuvo grandes duelos con el retirado Ian Thorpe, en Melbourne. Le queda una oportunidad de resarcirse, en el 1.500. El 800 fue dominado por Ossama Mellouli.
