JUAN T. DELGADO
BILBAO.-
Ignacio Sánchez Galán no sólo rechaza levantar los blindajes de Iberdrola. Al contrario, el presidente de la eléctrica se mostró ayer partidario de endurecerlos para evitar situaciones como la de Endesa, en las que el gran perjudicado siempre es el pequeño accionista. Aunque aseguró que el asunto no se ha tratado en el consejo de administración, Galán recordó que la obligación de los gestores de una compañía es «gobernar para todos». De ahí su defensa de los mecanismos contemplados en los estatutos, que limitan al 10% los derechos de voto de cualquier socio, sea cual sea su participación.
Un endurecimiento del blindaje implicaría la reducción de ese porcentaje, con el fin de dinamitar posibles minorías de bloqueo. Eso es, precisamente, lo que han intentado Enel y Acciona en Endesa: la suma de derechos políticos para ganar cuota de poder en la compañía y frenar así la única oferta existente por el 100% del capital (la OPA de E.ON). «Viendo lo que está pasando me entran tentaciones de hacerlo. Eso es lo que me pide el cuerpo», aseveró. Galán también citó el caso de Metrovacesa como ejemplo de lo que no debe hacerse. A saber, que los accionistas grandes se queden «con todo» y «a precio de amigo», privando a los pequeños de las ofertas por la totalidad.
Una medida de este tipo afectaría a los mayores accionistas de Iberdrola: BBK y ACS. No obstante, Galán reiteró que no realizará actuaciones que puedan afectar a compañías «amigas» como la que preside Florentino Pérez. Recordó que la constructora -propietaria de algo más del 12% de Iberdrola- votará a favor de la compra de Scottish Power en la junta de accionistas de hoy en Bilbao.
El presidente de la eléctrica reiteró que la relación con ACS es totalmente amistosa. Y justificó su oposición a que el constructor tenga plenos derechos políticos en Iberdrola a su presencia en el accionariado de Unión Fenosa. «No es contra ACS. Lo hacemos en interés de los consumidores y de la legalidad, para evitar que en el futuro pueda producirse una posible concertación entre Iberdrola y Fenosa», añadió. El apoyo de ACS es básico para que la eléctrica vasca materialice la mayor operación corporativa de su historia, valorada en 17.100 millones de euros. En la junta de hoy, Galán someterá a votación una ampliación de capital de casi 8.600 millones, la mayor realizada en España por un grupo no financiero. Sólo la compra de O2 por parte de Telefónica supera en valor la compra de Scottish.
Sin embargo, a juicio de lo dicho ayer por Galán, la absorción de la británica no tiene por qué ser la última que realiza. El ejecutivo salmantino no descartó ayer nuevas adquisiciones en el extranjero. Iberdrola tiene el punto de mira en Europa y en EEUU -donde desembarcará a lo grande gracias a Scottish-, así como en México o Brasil, donde ya está presente.
Eso sí, cualquier movimiento corporativo que acometa Iberdrola en el futuro siempre será «amistoso». A ojos de Galán, lo ocurrido en Endesa demuestra con creces que las operaciones hostiles no cuajan en España. «Rara vez una operación no consensuada ha tenido éxito en este país». En esta línea, recordó que nunca han actuado «de forma agresiva» en su expansión.
Galán, empero, recordó que la eléctrica tiene «un proyecto propio» que le permite crecer de forma orgánica y esperar que surjan nuevas oportunidades de compra. El presidente de Iberdrola reconoció, una vez más, que no tendría inconveniente en estudiar una posible integración con Unión Fenosa. Pero dejó claro -como lo ha hecho desde que ACS se convirtió en accionista- que las negociaciones con Florentino Pérez estarán congeladas hasta que el Gobierno no ofrezca garantías.
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