Con una lluvia incesante como telón de fondo y el rugir de los EC120 presidiendo la escena, Eurocopter inauguró ayer su nueva factoría en Albacete, la nueva identidad del grupo, filial de EADS, en España. Un edificio de nueva generación, sobre 150.000 metros cuadrados, con hangares para ensamblar las piezas de helicópteros EC135, NH90 y Tigre. Unos 96 millones de euros de inversión, 700 empleos en 2012 y una facturación prevista para los próximos cinco años de 1.940 millones.

Tras dos años de trabajo, «nuestro sueño se convierte en realidad». Fueron las palabras del recién nombrado presidente de Eurocopter, el alemán Lutz Bertling, que acudió a Albacete para presenciar, entre otras cosas, cómo se descorría la cortinilla de un azulejo en el que se leía: «El presidente de la Comunidad de Castilla-La Mancha, José María Barreda, inauguró la fábrica de Eurocopter en Albacete el 28 de marzo de 2007». La plana mayor de los ejércitos de Tierra y Aire, el responsable de la compañía, el presidente de EADS-CASA, Francisco Fernández, el alcalde de Albacete, Manuel Pérez, y Barreda apadrinaron el acto. El ausente fue el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, que envió en su lugar al secretario de Estado, Francisco Pardo. A la hora programada, se sucedieron los discursos. Bertling fue conciso, pero completo. Con la entrada de España, «Eurocopter se vuelve un grupo más europeo y recuerda a los tres países que formaron EADS». Fue Barreda el que puso la guinda. «Este salto se debe a una trilogía revolucionaria: libertad y democracia, la autonomía de Castilla-La Mancha y la pertenencia a Europa».