Le va a salir gratis. Al menos, dentro de su partido. Y es que el portavoz del Consejo Ejecutivo del PNV, Iñigo Urkullu, dejó claro ayer que su formación no tiene ninguna intención de amonestar al agresor de Antonio Aguirre, que ejerce como representante nacionalista en una junta de distrito de Bilbao, ya que, según precisó Urkullu, la agresión al miembro del Foro Ermua se produjo en un momento de «provocación».
El portavoz del PNV se limitó a expresar ayer su «pesar» por lo sucedido con el miembro del Foro Ermua, quien sufrió una patada en los testículos el lunes por parte de un simpatizante del lehendakari cuando trataba de acceder al Palacio de Justicia de Bilbao, donde se iba a tomar declaración a Ibarretxe por sus contactos con Batasuna.
Urkullu, entrevistado en Radio Nacional, aseguró que el agresor -fue identificado el martes por el PP como Alejandro Aranburu Corral, miembro del PNV en el Consejo de Distrito de Casco Viejo y Bilbao La Vieja- es «la primera persona apesadumbrada» con lo sucedido «porque no va ni con su manera de ser ni de proceder», y apuntó que eso es «suficiente» para el PNV.
El representante del PNV consideró que episodios como los del pasado lunes no se pueden evitar si no se impiden también «las provocaciones» que, según añadió, ya empezaron durante la primera declaración del lehendakari, el pasado 31 de enero. «Estoy hablando», dijo, «del Foro Ermua, que es quien está detrás de esas provocaciones, como también de otras que se han dado en otros ámbitos del Estado español».
Sobre la identidad del agresor, Alejandro Aranburu, el PP arrojó ayer nuevos datos que lo sitúan como ex trabajador en el taller mecánico de la Ertzaintza. Este hecho hizo que el parlamentario popular Carlos Urquijo requiriera al consejero Javier Balza «explicaciones sobre un posible trato de favor» por parte de la Policía autonómica, teniendo en cuenta que se le dejó marchar sin identificarlo siquiera. María San Gil, además, tramitó ayer una pregunta parlamentaria a Ibarretxe «por negarse al control de la Justicia».
El Departamento vasco de Interior negó ayer que la Ertzaintza dejara escapar al supuesto agresor del dirigente del Foro Ermua Antonio Aguirre porque trabaja en el taller de la Policía autonómica.
La Consejería que dirige Javier Balza consideró en una nota que la vinculación entre el agresor de Aguirre y la Ertzaintza realizada horas antes por PP se puede enmarcar dentro de la «sucesión de insultos» de esta formación y su «burdo intento de aprovechar políticamente el incidente ocurrido el pasado lunes en Bilbao».
Interior señaló que esa acusación es un «insulto para los agentes de la Ertzaintza».
Por su parte, el secretario general del PSE, Patxi López, criticó ayer la actitud del Gobierno vasco, que no ha querido condenar la agresión sufrida por el miembro del Foro Ermua a las puertas del TSJPV y consideró «un poco ridículo» que la portavoz asegurara «no haber tenido constancia» del incidente «¡cuando lo hemos visto todos!».
López, en declaraciones a Radio Euskadi, replicó al Ejecutivo autonómico que «esas acciones hay que condenarlas siempre», «nos guste más o menos» el comportamiento previo de la víctima de la agresión, y advirtió de que «no tiene ni pies ni cabeza» que el Gobierno vasco se haya negado a condenar lo sucedido.