MADRID.-
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) está en contacto con el Ministerio de Asuntos Exteriores y con distintos países africanos para planificar una respuesta ante una posible crisis derivada del buque Happy Day, que lleva cerca de 300 inmigrantes asiáticos a bordo.
La OIM aclaraba así la confusión generada en torno a quién se hará cargo de la crisis y de la repatriación de los asiáticos si ésta es necesaria. Exteriores anunció en un primer momento que sería este organismo internacional, dependiente de la ONU, el que se ocuparía de las expulsiones de los 300 asiáticos.
Sin embargo, desde Ginebra un portavoz de la OIM negó que la organización estuviese implicada en esta crisis y afirmó desconocer que el Gobierno español se hubiese puesto en contacto con ellos. Desde la OIM en Madrid precisaron que Exteriores sí que había mantenido negociaciones con la sede del organismo en Conakry, lo que desconocían en Ginebra.
La organización internacional explicó ayer que se trata de estar preparados ante una posible «segunda edición» del Marine I, de manera que la respuesta resulte «más sensata y menos costosa», según informa Efe. También advirtió de que no es un problema que España deba cargar en exclusiva sobre sus hombros.
Por el momento, se desconoce la ubicación del Happy Day, un buque con bandera coreana, interceptado por el Frontex, que está navegando en dirección a Guinea Conakry. Exteriores negó ayer que exista un acuerdo con la tripulación del barco e indicó que ha pedido al Gobierno de Guinea Conakry que emprenda «acciones legales» contra los tripulantes por «trata de seres humanos».
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