Jueves, 29 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6311.
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 MADRID
Tribunales
«Soy una amenaza y quiero estar toda la vida en la cárcel»
El acusado de violar a una niña de 10 años en Miraflores admite en el juicio que es un peligro fuera de prisión cada vez que bebe
LUIS FERNANDO DURAN

El testimonio de Jesús Hernández Renes, juzgado por violar a una niña de 10 años en Miraflores de la Sierra en agosto de 2004, fue ayer escalofriante. «Soy un ruin y el peligro número uno en la calle. La prisión es muy dura pero debo estar allí toda la vida», dijo este hombre que ya fue condenado a 46 años de cárcel por haber violado y asesinado a otra niña en Las Palmas. «Quiero irme a la prisión, donde me pegan y vivo peor que los perros, pero no puedo estar en la calle», explicó con voz quebrada en la sala.

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El procesado manifestó, en la primera sesión del juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Madrid, que las declaraciones acusatorias de la niña son «verdad porque los niños no mienten», según Europa Press. «Poco pasó para lo que le pudo haber pasado, porque conociéndome podría haber sido peor. Menos mal que Dios me dio lucidez y me fui, porque si no, la mato», indicó Jesús Agustín Hernández ante el tribunal.

Hernández Renes señaló que cuando bebe alcohol se le «cruzan los cables» y se vuelve «loco». «Yo soy así porque soy así. Es como si se apagara todo. Cuando se me cruzan los cables se me cruzan y no los puedo enderezar (...). En esos momentos no puedo parar. Pido perdón por estas cosas, aunque sé que estas cosas no tienen perdón», declaró. «Es como si se apagara el mundo, como si sobrara, como si se apagara todo lo que hay a mi alrededor».

«Animo lascivo»

Los hechos ocurrieron el 26 de agosto de 2004 cuando el acusado abordó y obligó a una niña a que subiera a su casa, en Miraflores de la Sierra (Madrid). El agresor, que portaba un cuchillo de «26 centímetros de hoja», agarró a la menor «del brazo mientras la amedrentaba diciéndole que como no subiera la mataba», agrega el escrito del fiscal. Una vez en el interior de la casa, Agustín Hernández la desnudó «con ánimo lascivo», la tiró al sofá y la agredió sexualmente. El procesado golpeó a la menor «en la cara» y «la agarró del pelo», mientras «la amedrentaba con el cuchillo que llevaba en la mano» y la amenazaba de muerte si no hacía lo que él le pedía. Justo después de la agresión sexual el imputado bajó en autobús desde Miraflores de la Sierra a los juzgados de Plaza Castilla para que le detuvieran. «Les dije a los guardias civiles que estaba fuera de control y que me detuvieran, que si no iba a matar a alguien», afirmó Hernández Renes.

«Ese día había bebido mucho, pero sé que no es excusa para hacer lo que hice», apostilló el encausado. Agregó que bebe alcohol desde los 11 años porque su padre le dijo de pequeño que era «feo» y que, desde entonces, «para tirar un piropo a las chicas», necesita un trago. Aseveró que su «patología delictiva es sexual» y que, después de 16 años en prisión, «no quería salir de la cárcel». «Cuando salí en libertad mi vida se volvió caótica».

El fiscal reclama para el acusado 15 años de prisión. Por su parte, la defensa de la menor, ejercida por el letrado Jesús Garzón, pide a los jueces de la Audiencia de Madrid una pena de 24 años de cárcel y una indemnización para los padres de su representada de 312.000 euros, según Europa Press.

Uno de los psicólogos que atendió al imputado subrayó que tiene «conductas obsesivo-compulsivas con respecto al sexo» y adicción al alcohol, cuestiones que «disminuyen pero no anulan completamente su capacidad de autocontrol».

Por su parte, los agentes del Instituto Armado que detuvieron al agresor declararon en el juicio que el agresor les manifestó que «tenía problemas con el alcohol y que quería volver a la cárcel». Renes ya cumplió 16 años de cárcel por el homicidio de la niña en Canarias.

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