¿Dónde cuesta el café sólo 80 céntimos?
Sr. Director:
Con frecuencia, la macroeconomía no está en consonancia con lo que aprecia la ciudadanía normal y corriente, y quienes se mueven en los ámbitos de las grandes cifras no aprecian lo que ocurre en la vida diaria de la gente. Eso es lo que se puso de manifiesto, cuando en respuesta a la pregunta de lo que costaba un café, Zapatero dijo en televisión que 80 céntimos. Si desconoce el precio de un simple café, ¿cuál será su idea del coste de una lechuga, del kilo de patatas, del de filetes de ternera o del pescado?
José Luis Pérez López. Valladolid.
El PSOE español podría aprender del francés
Sr. Director:
Estos días estamos viendo como el Partido Socialista Francés, con su candidata Ségolène Royal a la cabeza, está llevando a cabo actos multitudinarios que finalizan con el himno nacional francés y multitud de banderas francesas. A nadie se le ha ocurrido decir en Francia (como se ha dicho contra el Partido Popular en España) que el Partido Socialista galo pretenda patrimonializar los símbolos nacionales, buscar la confrontación entre franceses o que son de extrema derecha.
El PSOE debería seguir el ejemplo de los socialistas franceses. No es normal que un partido que está gobernando España nunca utilice en sus actos los símbolos de España debido a no se sabe bien qué absurdos complejos y prejuicios.
María Pérez Pastor. Albacete.
Ciutadans debe usar más el castellano
Sr. Director:
Varias veces han entrevistado en los últimos meses en RNE Cataluña a Albert Rivera, cabeza de lista de Ciutadans-Partido para la Ciudadanía y siempre se ha expresado exclusivamente en catalán. Ahora dice Esperanza García, la candidata de este partido a la Alcaldía de Barcelona que no ha pensado qué lengua utilizará en el Consistorio si resulta elegida.
A los dos deberían recordarles algunas de las personas del partido, como Carmen Leal, Pepe Domingo y Antonio Robles, que muchos de quienes les dimos el apoyo en las elecciones autonómicas lo hicimos porque nos prometieron que, para frenar esa asfixia a la que el catalanismo nos tiene sometidos con el obligado uso exclusivo del catalán en tantos aspectos de la vida -y, por lo tanto, para equilibrar la lengua de uso de los representantes de los ciudadanos residentes en la región-, ellos utilizarían en las instituciones, el español y forzarían a la extensión del uso de esta lengua en la Administración.
Creo que deberían saber que, de tener la mínima sospecha de que esta promesa se va a incumplir, seremos muchos los que optaremos por votar a otro partido.
Luisa Martín Belmonte. Barcelona.
Hace mil años aún no existía Cataluña
Sr. Director:
Es más que discutible la idea del nacimiento político de Cataluña, de forma que su milenio se pudiera celebrar en 1988, tal como acordó entonces su Parlamento. Cataluña no fue un nombre geográfico, como lo fue Hispania en la antigüedad; más bien fue el espacio conquistado y poblado el que recibió el nombre de sus gentes y no al revés.
No existía en el año 988 una entidad política supracondal que respondiese al nombre de Cataluña. Como afirma Jaume Sobrequés i Collico, catedrático de Historia de Cataluña en la Universidad Autónoma de Barcelona: «Cataluña no existía en el momento de producirse el cambio de milenio; no había un poder político unificado, ni un territorio estable y bien definido, ni una conciencia de los habitantes de los diferentes condados de pertenecer a una misma comunidad, ni, por consiguiente, una voluntad colectiva nítida, ni difuminada tampoco, de querer vivir juntos bajo una misma organización social y política». Cataluña no existía en 988 ni de hecho ni de derecho.
Para que el nombre y existencia política de Cataluña fuera realidad se tendría que esperar aún un par de siglos; y para conseguir que los condados catalanes se unieran bajo el mismo mando, otro más. Según Abadal, Cataluña nació al final del siglo XIV como unión de condados y no fue nunca totalmente independiente: durante largos años, sus condados se desligaron lentamente del yugo francés; al final se unió dinásticamente al Reino de Aragón.
Muy numerosos fueron los historiadores -principalmente catalanes- que protestaron ante la manipulación histórica por parte de Pujol y adláteres (léase Parlamento Catalán), lo cual no impidió que el Milenio se celebrase con gran ruido. ¿Actuó el presidente Pujol deshonestamente al presidir esta efemérides?
Creo poder afirmar que el presidente se prestó a presidir una bufonada, pues hizo teatro públicamente con alguno de los personajes y símbolos más respetados por el pueblo catalán.
Luis Garrido. Catedrático de la Universidad de Barcelona.