Jueves, 29 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6311.
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EL ZOO DEL SIGLO XXI / MELISSA THEURIAU
Un mito erótico y catódico
La atractiva presentadora francesa se convierte en icono sensual planetario por la voluptuosidad con que conduce sus telediarios
RUBÉN AMON. Corresponsal

PARIS.- Melissa Theuriau se ha convertido en un mito sexual catódico y planetario. Tiene mérito porque la devoción, elevada al extremo de delirio masculino en la República de China, proviene de sus méritos como presentadora de telediarios convencionales en lengua francesa.

Cualquier portal bien abastecido concede a la periodista un altar mediático sin prestar demasiada atención al contenido de las noticias ni a la caducidad de los argumentos. No importa lo que dice Melissa. Importa cómo lo dice, una mezcla de sensualidad, distinción, erotismo contenido, elegancia y calidez (no sigamos) que despoja a los teletipos de su realidad semántica y excita malvadamente la imaginación del espectador.

Melissa Theuriau nos habla de la Guerra de Irak como si leyera un poema voluptuoso de Kavafis y recita los accidentes de tráfico como si estuviera invitándonos a cenar entre candelabros, violinistas zíngaros y sedas de Persia. Será por la mirada de color miel, la armonía angular de su rostro, la redondez de sus labios. O será porque el timbre de la voz de Melissa, templado como una guitarra andaluza, recuerda a las canciones orgásmicas de Jane Birkin en tiempos de fiebres sesentayochistas.

La complicidad íntima con el espectador explica que la presentadora francesa se haya convertido en icono del consumo japonés, en madonna del paganismo italiano y en heroína del santuario yanqui. Sus vídeos circulan con tanta morbosidad como los de Paris Hilton, aunque Melissa Theuriau nunca ha mostrado el escote ni ha mercantilizado los misterios de su cuerpo pese al rubor de algunas tentaciones multimillonarias.

Otra cuestión es que los paparazzi la persigan sin descanso en busca de un descuido playero o de un romance clandestino, incluido el affaire que la relaciona con Jamel Debbouze, actor cómico de moda en Francia y beneficiario de las atenciones de Melissa fuera de la hora de oficina.

Es el precio de la fama, el corolario sentimental de una carrera que mademoiselle Theuriau ha sabido dominar con templanza y firmeza delante de los depredadores, los playboys crepusculares y los asaltacunas. Llegaron a ofrecerle el telediario de máxima audiencia en la cadena privada TF1, pero la candidata se abstuvo de firmar porque temía arder como una falla: «Quiero controlar mi carrera. Y no que la carrera me controle a mí. Aceptar ese telediario era una manera de exponerme demasiado. Podía haberme quemado en poco tiempo».

«Tengo 28 años y hay que afrontar esta profesión con seriedad y cabeza», explicaba Melissa para justificar la inesperada negativa a los grandes magnates de la televisión francesa.

Se dio a conocer en el año 2003 como presentadora de una cadena de noticias de 24 horas (LC1). Era una manera de placearse lejos del gran público. También un modo de corregir los deslices y las meteduras de pata que circulan a día de hoy en internet para tratar de emborronar inútilmente su hagiografía.

Melissa Theuriau quería, en realidad, presentar un magazine y demostrar sus aptitudes lejos del plano corto. Tiene a su disposición un programa de contenidos aventureros (Zona prohibida), aunque últimamente se ha hecho famosa como directora de un espacio donde aborda cuestiones de actualidad y entrevistas a personajes de calado artístico y humano.

El espacio se titula Dos o tres días conmigo, aunque sus admiradores estarían dispuestos a modificar el título hiperbólicamente. «Veinte o 30 años contigo, querida Melissa», dicen los fans a coro en la página web no oficial de la diva. Especialmente los de YouTube, que la han proclamado miss catódica de 2007 con un flujo de visitas cercano al millón de devotos internautas.


LO DICHO Y HECHO

«Quiero controlar mi carrera y no que mi carrera me controle a mí»

1978: Nace en Grenoble, ciudad donde cursa estudios universitarios de Periodismo. 2002: Debuta como presentadora en la cadena Match TV. 2003: Ingresa en el canal 24 horas de la televisión LC1. 2006: Rechaza sustituir a la mítica presentadora Claire Chezal en la cadena TF1. El mismo año trabaja con las televisiones M6 y París Première. 2007: Paris Match dedica una de sus portadas a los amores de Melissa con el actor Jamel Debbouze.

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