CARLOS FRESNEDA. Corresponsal
NUEVA YORK.-
Mientras el Senado votaba la retirada de las tropas de Irak, en la Cámara de Representantes se debatía ayer la misteriosa desaparición de las abejas. Decenas de apicultores, entomólogos y demás expertos comparecieron ante una comisión especial que investiga las razones de la repentina pérdida de más del 25% de los enjambres norteamericanos.
Según la Universidad de Cornell, la agricultura local puede sufrir daños de unos 15.000 millones de dólares sin la necesaria polinización que efectúan estos insectos. Las manzanas y los arándanos de Nueva York y las almendras de California son algunos de los sectores críticos que dependen del trabajo fertilizador de las abejas obreras, que en muchos lugares han desertado en desbandada y han dejado atrás a su reina.
El desconcierto y la preocupación se han apoderado de cientos de apicultores y agricultores, que no encuentra, de momento, respuesta. «Tenemos muchas teorías, pero la desaparición de las abejas sigue siendo un enigma», admitió ayer May Berenbaum, entomóloga de la Universidad de Illinois, en su comparecencia en el Capitolio.
El fenómeno, que afecta a una cuarta parte de los enjambres en EEUU, ha sido bautizado genéricamente como el Problema del Colapso de las Colonias. Las sospechas apuntan en principio hacia los cultivos trasgénicos, las torres de los teléfonos móviles o algún otro elemento exterior que haya afectado al sentido de orientación de las abejas. Se baraja también el posible efecto de una nueva generación de pesticidas o incluso la influencia del cambio climático, tras el inicio inusualmente cálido del invierno .
Las primeras desapariciones se detectaron a primeros de año en Florida y el problema se ha ido extendiendo hacia el norte y de costa a costa. En pocos lugares sin embargo se han llegado a encontrar un gran número de abejas muertas, por lo que el enigma es aún mayor. «Cuando un problema grave afecta a los enjambres, se suelen encontrar muchos insectos muertos, pero esta vez no han dejado ni rastro», aseguró May Berenbaum. David Weaver, presidente de la Federación de Apicultores, describió la situación como «crítica» y reclamó ayuda federal para paliar el problema.
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