RAMY WURGAFT. Corresponsal
BUENOS AIRES.-
La misma escena que presenciamos en 2004, frente a la Clínica Suiza de Buenos Aires, se repetía ayer a las puertas de otro centro hospitalario bonaerense: decenas de personas encendían velas y rezaban por la salud de Maradona. El astro argentino fue ingresado en el Sanatorio de Güemes, tras sufrir un desmayo cuando cenaba en casa de sus padres, en el barrio de Villa Devoto.
El parte médico, emitido en la mañana de ayer, señalaba que el paciente evoluciona favorablemente. «Se encuentra estable hemodinámicamente, bajo efecto medicamentoso y se le realizarán exámenes complementarios de control. El enfoque del equipo médico y de su médico de cabecera coinciden en la buena evolución del mismo», señala el comunicado firmado por Alfredo Cahe, médico personal del ex futbolista, y Héctor Pezzella, director de la clínica.
Los médicos que le atienden descartaron que la enésima recaída de Maradona se debiera al uso de estupefacientes, como habían divulgado algunos medios de comunicación. Sin embargo, Cahe reconoció que el paciente abusa últimamente del alcohol y del tabaco -fuma tres o cuatro puros diarios- y padece de un leve cuadro depresivo. Un amigo de Maradona, que no se quiso identificar, señaló que el ex jugador ha abandonado la dieta alimenticia que le prescribieron los médicos y que, incapaz de contener la glotonería, su peso ha aumentado en más de cuatro kilos. «Reemplazó la fruta y las verduras por los helados y el asado. El fin de semana pasado se quejó de dolencias estomacales», precisó el informante. Antes de someterse a un by pass gástrico, en marzo de 2005, el crack argentino llegó a pesar 121 kilos, lo cual le provocó una hipertensión arterial crónica.
Resistencia.
Uno de los enfermeros que le trasladó al sanatorio narró que el paciente se resistió a ser evacuado, alegando que «esos médicos me quieren mandar al otro mundo». Cahé explicó que ya en el hospital, Maradona se despertó sobresaltado, sobre las 2.30 horas, y al verle junto a su cama, le insultó e intentó escapar de la habitación. «Diego está bastante mal, anímicamente, por problemas familiares. Había otros asuntos que no podía resolver y se sentía atrapado».
Algunas versiones aseguran que el mítico 10 se ha distanciado de Claudia Villafañe, su ex esposa, la persona que le administra los negocios y le apoya moralmente.
El doctor Cahe señaló que, ante el deterioro anímico de su paciente, estudian la posibilidad de trasladarlo a un spa en Suiza. Cuando se le consultó la posibilidad de someterlo a tratamiento psicológico, respondió: «Conociendo a Diego [desde hace más de 30 años], ese tipo de terapia no daría resultado. Él insiste en que eso es para los locos».
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