JAVIER ORTEGA. Corresponsal
ZARAGOZA.-
La cresta de la crecida del río Ebro, con un caudal de 2.350 metros cúbicos por segundo y una altura cercana a los siete metros, llegó ayer a tierras aragonesas. Estaba previsto que la avenida llegara la pasada madrugada a la ciudad de Zaragoza, donde las obras que se realizan en el meandro de Ranillas (antiguo cauce del río) para la Expo 2008 están a salvo, aunque puede haber algún contratiempo debido a las filtraciones de agua.
El presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), José Luis Alonso, señaló que se trata de una avenida ordinaria en su límite máximo. Añadió que no se prevén daños en las poblaciones, aunque sí inundaciones en zonas de cultivos.
Los habitantes de pueblos zaragozanos como Novillas, Pradilla de Ebro, Gallur, Boquiñeni, Luceni, Remolinos, Alcalá de Ebro, Cabañas o Alagón no han olvidado las graves inundaciones sufridas en 2003.
Aunque la crecida del río no es tan fuerte en esta ocasión, estos pueblos han reforzado sus diques de protección para evitar que el agua entrara en las partes bajas de los cascos urbanos. Además estuvieron pendientes de los datos que llegaban desde Castejón del Puente (Navarra), punto de referencia en las previsiones.
Lo que no pudieron impedir es que la riada inundara miles de hectáreas de cultivos, caminos, acequias y otras instalaciones. Unos lo achacan a que no se limpia el cauce del río. Y otros reprocharon a la CHE la falta de información y previsión.
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