BEATRIZ PULIDO
AMadrid le palpitaba el arte en pleno corazón. Era imposible abarcarlo todo. Había que escoger. Debía uno colarse hasta el tuétano y palpar desde allí el ambiente. El Albéniz se calzó las zapatillas y bailó, en plena calle, a primera hora de la tarde, al ritmo de la compañía Losdedae. Araceli y Blanca se han traído calzado cómodo «A patear nos toca hoy. De aquí nos vamos a Chueca, en metro, andando o lo que sea». Unas 200 personas se han reunido en las inmediaciones de este teatro para ver cómo una pareja expresa sus emociones con el cuerpo. «¿Tú entiendes algo?», suelta una señora sin dejar de mirar la escena que se desarrolla bajo la luz grave de un chelo.
Los bailarines se meten dentro del teatro y en un acto inconsciente el público marcha detrás. «Van a arrasar», comentaba alguien de la organización. Y así es. Los asistentes se reparten entre el primer y el segundo piso de la entrada para ver el final de Paso a dos de la compañía de Chevi Muraday.
Desde el interior de la obra de arte, allí donde el espectador tocaba el movimiento y el baile expresaba la vida, había que moverse hacia el exterior, y colocarse en el mismo plano del autor para mirar desde allí la realidad que éste emplea para componer. De la propia creación al creador, del Teatro Albéniz, hasta el complejo El Aguila. Allí tenían lugar una interesante conversación de dos grandes directores de escena: Helena Pimenta y Roberto Cerdá. Este último aún se preguntaba por qué había escogido el teatro como medio de vida «Espero descubrirlo algún día», de momento contaba que quería ser actor, pero se topó de bruces con la inquietud de contar un cuento. «Quería sentarme en el patio de butacas, contemplar desde allí el propio cuento y ver si funcionaba». Pimenta, por el contrario, se adentró en este mundillo para «exorcizar el miedo a la vida, a la muerte y a la soledad».
No hay demasiados espectadores, Lorena aprovecha sus vacaciones para disfrutar de la tarde. «Tenemos muchos amigos en el mundillo del teatro y al final eso engancha».
A las 20.00 horas, en esta noche de disección, únicamente quedaba abrir las tripas al teatro y extraer de ellas al actor. Réplika Teatro era un buen lugar para hacerlo. Los alumnos de tercer curso han preparado sus declamaciones de textos clásicos. Auxi se muerde las uñas mientras espera. «Estoy muy nerviosa, el verso es interpretación y técnica, es muy complicado». Mercedes también tiene algo de gusanillo en el estómago pero es por su hija María que actuaba anoche. «Esto es lo suyo, lo sabe hace mucho tiempo».
Ponerse en la piel del creador, en la del joven actor o seguir siendo espectador. El madrileño tuvo anoche muchas opciones. M2 salió buscando el teatro y se dio de bruces con la vida de la ciudad.
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