Un suizo de 57 años fue condenado ayer a 10 años de cárcel por embadurnar con pintura negra varios retratos del rey de Tailandia, reverenciado por sus súbditos. Oliver Rudolph Jufer, afincado en el país asiático desde hace una década, fue arrestado a principios de diciembre en la ciudad de Chiang Mai (al norte), cuando el reino celebraba con grandes fastos el 79º aniversario de Bhumibol Adulyadej, el monarca más anciano en ejercicio del mundo entero.
El residente suizo, originario de Zúrich y casado con una tailandesa, fue grabado por unas cámaras de seguridad mientras pintarrajeaba en estado de ebriedad retratos del soberano, cuya imagen está protegida por leyes muy severas.
Jufer fue acusado de cinco delitos graves de lesa majestad y se exponía a una condena por atentar contra la dignidad del monarca de hasta 75 años. Finalmente recibió una pena de 20, que tras su confesión, fue reducida a la mitad.
Berna rechaza intervenir
«El tribunal le ha castigado por insultar al rey. Es un crimen grave y ha sido condenado a cuatro años de prisión por cada una de las cinco acusaciones que pesaban sobre él, es decir en total 20 años», declaró el juez Pitsanu Tanbuakli del tribunal de Chiang Mai donde terminó ayer el proceso. Sin embargo, «dado que ha confesado, la corte reduce la pena a 10 años», añadió el magistrado.
El abogado nombrado por el tribunal para defender a Jufer no se presentó ayer, aunque el acusado no se quejó ni al entrar ni al salir del recinto de la corte.
El Gobierno suizo reaccionó al veredicto observando que la legislación tailandesa fue aplicada «con gran rigor». El portavoz de Asuntos Extranjeros, Jean-Philippe Jeannerat, rechazó comentar «la envergadura de la pena», dado que el condenado dispone de un mes para apelar la sentencia. Sin embargo, sí estimó que el procedimiento se llevó a cabo conforme al Estado de Derecho e indicó que Berna no tiene intención de intervenir ante Bangkok para obtener la liberación de su ciudadano. Jeannerat precisó que el condenado se benefició de asistencia consular de la embajada suiza en Tailandia, uno de cuyos representantes asistió al proceso. Y recordó que los dos países tienen un acuerdo que permite a sus ciudadanos cumplir la pena de prisión en su país de origen, pero los casos de lesa majestad están excluidos del campo de aplicación de ese campo.
Durante una audiencia celebrada el 12 de marzo, Jufer se declaró culpable, pero los debates, que duraron tres horas, se desarrollaron a puerta cerrada por el carácter «sensible» del asunto, del que la prensa no hizo casi mención.
El rey Bhumibol, conocido también como Rama IX, es un monarca constitucional que en teoría no tiene ningún poder. Sin embargo, ejerce de hecho una autoridad moral y una fuerte influencia sobre todos sus súbditos, que le consideran el padre de la nación. La imagen de Bhumibol -que ha visto pasar una veintena de primeros ministros y golpes de estado en 60 años de reinado- es custodiada celosamente por el palacio real, que examina con lupa las obras y artículos que se escriben sobre él incluso en el extranjero.
Gracia real
Todo insulto proferido contra el rey se asimila a un crimen de lesa majestad y puede ser severamente castigado incluso con la prisión. Los condenados pueden beneficiarse de una gracia real.
El primer ministro tailandés Thaksin Shinawatra -derrocado el pasado 19 de septiembre por un golpe de Estado protagonizado por el jefe del Ejército, general Sondhi Boonyaratglin- es objeto de tres querellas por falta de respeto al rey. Actualmente se halla refugiado en el extranjero. «Mientras pesen acusaciones contra Thaksin no podrá percibirse que [las autoridades] dan muestras de clemencia en los delitos de lesa majestad», estimó el analista político Thitinan Pongsudhirak. «El caso Jufer es una aberración», añadió.
En una intervención con motivo de su 78º aniversario, Bhumibol, dejó constancia de su soledad como rey, subrayando que le gustaría ser crticado más a menudo. «Desearía a veces que me dijeran que me he equivocado».
