El milagro del papa Wojtyla ya tiene nombre y beneficiaria. Se llama sor Marie-Simon-Pierre, trabaja como enfermera en una clínica de París y es la protagonista de una curación de Párkinson inexplicable.
Inexplicable porque el neurólogo que se ha ocupado de tratarla carece de argumentos científicos para razonar el retroceso de la enfermedad. Más aún cuando la propia monja, de 45 años, asegura que los síntomas empezaron a desaparecer desde que se encomendó a la protección de Juan Pablo II.
Sucedió el 2 de junio de 2005, dos meses después del entierro del Papa polaco. Marie-Simon-Pierre había perdido la movilidad del lado izquierdo y era incapaz de escribir de manera legible, pero, a invitación de la superiora, se avino a coger un bolígrafo y un pedazo de papel. «Era como si una voz de fuera me hubiera dicho que me pusiera a escribir».
El fenómeno sobrenatural representa el milagro que el Vaticano ha documentado para iniciar la causa de beatificación de Juan Pablo II. Normalmente el camino legal previo a la canonización suele demorarse varios años, pero las circunstancias de la vida y de la muerte de Wojtyla han acelerado los trámites igual que ocurrió en su día con la Madre Teresa de Calcuta.
Los pormenores del caso Marie-Simon-Pierre van a desvelarse el lunes solemnemente en la Santa Sede. Entre otros motivos, porque es entonces cuando se clausura la llamada fase diocesana de la causa de beatificación y porque conmemora el segundo aniversario de la muerte del Papa.
Carta al Vaticano
Una «coincidencia» escrupulosamente estudiada que Le Figaro anticipó ayer, filtrando algunos de los párrafos de la carta que la monja francesa remitió al Vaticano para advertir de su propio milagro.
«A partir del 2 de abril mi estado empeoraba progresivamente. Mis fuerzas me abandonaban. Siempre había admirado la fuerza y la determinación de Juan Pablo II. Y nunca llegué a perder la esperanza», escribe la religiosa.
Tampoco lo hicieron sus compañeras en el convento de Aix-en-Provence (sureste de Francia). Apenas supieron que Benedicto XVI había dado el visto bueno para el inicio del proceso de beatificación de Juan Pablo II, las monjas se reunieron a rezar y pidieron la intercesión divina en favor de Marie-Simon-Pierre. «Aquella noche del 2 de junio, no sólo pude escribir de manera legible. También noté que los dolores empezaban a desaparecer. Notaba una fuerza interior y una sensación de bienestar. Tenía la firme impresión de que me había curado completamente», relata el manuscrito de la monja francesa.
Quedaba pendiente la confirmación científica. Marie-Simon-Pierre combatía el proceso degenerativo desde 2001, cuando le diagnosticaron Párkinson. Transcurridos cuatro años, su neurólogo tuvo que admitir que los síntomas de la enfermedad habían desaparecido.
El milagro en cuestión, si es que existe, forma parte del expediente que ha seleccionado el sacerdote polaco Slawomir Oder como postulador de la causa de Juan Pablo II. Ahora tendrá que examinarse en el Jurado de la Congregación para la causa de los Santos y los Beatos, aunque predomina una sensación unánime de optimismo respecto al desenlace favorable. Tanto por las evidencias que trae consigo la religiosa -estará el lunes en Roma- como porque la enfermedad en cuestión era la misma que persiguió a Karol Wojtyla en el periodo de agonía de su Pontificado.
La noticia sobrenatural y la impronta mediática del Papa polaco explican que las cámaras se agolparan ayer en el hospital donde trabaja Marie-Simon-Pierre, asistiendo a las parturientas y bregando con una popularidad que ha distraido la cotidianidad de la orden.