Pero es ahora, precisamente ahora, cuando obtenemos un profesional absoluto que ha pasado de la teoría a la práctica, curtido ya en multitudes, en el ejercicio de llevar su voz de la calle a la intimidad de los españoles. Lo de Rajoy ha sido La forja de un rebelde, para decirlo con el título famoso del novelista Sénder. El Gobierno, cuando pronuncia el nombre de Rajoy, trata de minimizar a este señor, pero los socialistas debieran contar con este nuevo Rajoy que, además de lo que ha aprendido y ha vivido, está experimentándose ya en devolver su acento al público que se lo confía.

En una intervención callejera y reciente hemos visto al líder del PP efectuando el más fino ejercicio poético de la política, que es sacar a la luz la verdad sencilla y mínima de los hijos de su matrimonio. Porque es de todo uso ese juego de manos sentimental que consiste en utilizar incluso a los hijos en el ejercicio de la política, en besar a los niños del pueblo o traer noticias de los propios como hemos visto hacerlo a Rajoy, ya digo, con la mayor finura y sin vender ternuras a la clientela. Es admirable la sencillez de Rajoy para tocarlo todo sin tocar en nada.

No sabemos si la utilización de un niño se traduce en votos, pero este hombre ha aprendido a hacerlo con una eficacia que es en sí misma un enriquecimiento y extensión del diálogo perdurable entre las multitudes y su acercamiento a ese dios popular sin populacherías que es el político moderno, como sabemos por los más avanzados, que suelen ser algunos presidentes norteamericanos, todos con fórmulas de audacia. No necesitamos exponer casos para que ustedes me comprendan.

Lo más fascinante de Rajoy es cómo se ha hecho un político, todo un político, frente a una democracia que no le gusta siendo él el más demócrata de la película y quizá el que mejor hace la crítica de un sistema que no gusta a nadie, llevándose como se lleva. Porque sabemos lo que nos gusta y no nos gusta de este Gobierno, y en eso coincidimos con los españoles en su mayoría. El señor Rajoy no busca la apoteosis sino la coincidencia de afirmaciones y negaciones con todas las esferas de la vida española. Hay partidos grandes y pequeños que sólo intentan desmontar al enemigo y lo llevan todo al terreno de juego. Rajoy, por el contrario, quiere que su verdad sea la de todo un político y, como él ha dicho alguna vez, podría manejarse con su ideario en las ojivas intelectuales de un partido teóricamente opuesto.

Nuestro hombre ha llegado a la tolerancia por la vía de la comprensión y mediante la comprensión acorrala a los que no quieren comprender. Así es como viene en condiciones de entenderlo todo porque primero lo dijo él. Rajoy es un ciudadano minimizado porque inquieta a la derecha y a la izquierda, que están incómodos con un político que piensa o informa, pero nunca miente.