Sábado, 31 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6313.
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 CULTURA
III PREMIOS VALENCIANOS DEL MUNDO
La noche de Valencia, «el asombro de Damasco»
Pedro J. Ramírez y Antonio Fernández-Galiano elogian el «dinamismo» de la capital del Turia, que acogió la gala de los premios bienales que reconocen a las personalidades más destacadas de la vida artística y científica de la comunidad
MARISOL HERNANDEZ

VALENCIA.- La entrega de los premios Valencianos del Mundo en el Palau de Les Arts se convirtió este jueves en un sentido homenaje a Valencia. Tributo a esta comunidad y a su desarrollo, representada en los cinco galardonados, la fiesta sirvió para congregar a personalidades de los diferentes ámbitos.

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Tal y como destacó el consejero delegado de Unidad Editorial, empresa editora de EL MUNDO, Antonio Fernández-Galiano, era la primera vez que estos premios se celebraban fuera de Madrid. Esta idea, en la que después incidió el director de EL MUNDO, Pedro J. Ramírez, corroboraba la implicación del periódico con la Comunidad Valenciana.

Una simbiosis que resaltó Ramírez durante su discurso. «Celebramos como propios cada vez que la Comunidad Valenciana es elegida como sede de algún gran evento. Nos va muy bien con Valencia, porque pensamos como los valencianos», comentó.

En un acto que contó con la asistencia del presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y la alcaldesa de la ciudad, Rita Barberá, la tercera entrega de los premios sirvió también para poner a la Comunidad Valenciana como ejemplo de sociedad abierta, plural, referente y modelo para el resto de España.

Fernández-Galiano, como anfitrión, fue el primero en agasajar las muestras de dinamismo y progreso de la ciudad de Valencia y situarla a la vanguardia de Europa. Mientras que Pedro J. Ramírez destacó la «sintonía» entre el proyecto intelectual del diario EL MUNDO y el «pulso vital» de la sociedad valenciana.

Conjuntamente con la Generalitat, Unidad Editorial ha consolidado en la Comunidad Valenciana unos galardones que, según su consejero delegado, son un «clásico» en el panorama cultural y científico y que esta edición han recaído en el escritor Carlos Marzal (Letras), el actor José Sancho (Cine), el director de orquesta Enrique García Asensio (Música y Artes Escénicas), el pintor Ximo Michavila (Arte) y el científico José Mir (Ciencia).

Ante todos ellos, el director de EL MUNDO calificó a la Comunidad Valenciana como el «asombro de Damasco» y abogó por trasladar el «sentido común» de los valencianos» a otros autonomías que «lo necesitan tanto». Pedro J. Ramírez, en un guiño al doctor José Mir, reclamó un «transplante» a otros territorios del buen hacer de los valencianos, aunque puso en duda la aceptación de los receptores porque, dijo, «aún no se han dado cuenta de lo que les hace falta». El periodista insistió en los paralelismos entre la historia de EL MUNDO y el «éxito» de la comunidad, y aseguró que comienza a ser «artificial y postizo» el debate sobre su modelo de desarrollo.

El director de este diario proclamó su defensa del trasvase del Ebro porque «la solución a los problemas hídricos está en el reparto equitativo de los recursos» y consideró la política actual como «parches equivocados».

En su turno de palabra, el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, que cerró el acto, validó todos y cada uno de los halagos y refrendó con satisfacción la elección de Valencia para la entrega de los galardones porque «no hay lugar en el mundo más apropiado para premiar a artistas y a científicos». Camps agradeció a Unedisa el «reconocimiento de que estamos haciendo la cosas bien» y se mostró confiado en que «vamos a continuar al máximo nivel».

La alcaldesa de la ciudad, Rita Barberá, igual de radiante, sostuvo que a través de estos galardones Valencia y la Comunidad Valenciana «muestran a España y al mundo todo su potencial y dinamismo, así como nuestra inherente vocación cultural, artística y científica». Barberá se mostró también agradecida con EL MUNDO, «nuestro periódico», por reflejar «su interés y su permanente apoyo a esta comunidad y a todo lo valenciano no sólo desde esta ciudad sino también desde Madrid, y presumió al igual que hizo el presidente Camps del Palau de les Arts como «obra emblemática, conocida y reconocida en todo el mundo».

Fue una noche en la que se honró de manera colectiva todo lo valenciano y en la que el Palau de les Arts simbolizó la prosperidad y el camino a la modernidad de la Comunidad Valenciana. Pedro J. Ramírez lo expresó tras encontrarse en la puerta del coliseo con el director de orquesta Zubin Mehta, que se encuentra ensayando estos días en el Palau de les Arts de Valencia, o que la ciudad acoja próximamente la conferencia sobre el cambio climático y que el próximo mes albergue la Copa América.

Tentado de explicar a los asistentes los resultados de Unedisa y su proyecto de ampliación, el director del diario EL MUNDO desistió por la dificultad de poder «impresionar a Valencia» porque esto, dijo, «no hay quien lo supere».


Buscando «la verdad» en el arte

En la búsqueda de la verdad el periodismo perdió hace unos cuantos años a un aspirante y ganó a un maravilloso pintor. Ximo Michavila quería ser periodista pero las deficiencias de la verdad de este oficio le convirtieron en artista. Con el recuerdo del tránsito a la pintura, «a la verdad quizá más creíble, la verdad obvia», Michavila recogió de manos de Rita Barberá un galardón que le emocionó y que le une ya, en la historia de estos galardones, al resto de los premiados.

El escritor Carlos Marzal agradeció ensamblar su nombre al de Vicente Soto y al de Francisco Brines, reconocidos en la categoría de Letras en las dos anteriores ediciones y a quienes había disfrutado leyendo. Marzal apuntó como motor principal de su carrera la labor de su padre, a quien agradeció su interés por inculcarle el placer de leer.

Y el actor José Sancho disertó sobre el oficio de cómico en un discurso que comenzó siendo esquivo con «los textos que no estamos dispuestos a repetir» y que acabó con un sentimiento de felicidad por el reconocimiento a su profesión.

También tuvo tiempo para lanzar algún mensaje de tono menos frívolo y estuvo a punto de aprovechar el atril para reivindicar algo más que su trayectoria -lástima que se quedara a medias en su intento de cargar las tintas «contra aquel que tiene el poder», porque «criticar a quien lo tuvo antes se está convirtiendo en una mala costumbre».

El cariño hacia su profesión lo refrendaron también Enrique García Asensio y José Mir. El doctor Mir habló con humildad, instando a que la donación no se convierta en un hecho aislado. Mientras, García Asensio habló en valenciano y se emocionó, encantado de «ser profeta en su tierra».

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