El escándalo de Thorpe marcó una jornada de competición brillante para Erika Villaecija, que volvió a demostrar ayer por qué es la baza más segura de la natación española. Tras conseguir un notable cuarto puesto en la final de 1.500 metros libre, la catalana entró ayer en la final de 800 con el cuarto mejor tiempo. En su distancia favorita, donde ganó el oro Europeo en 2004 y quedó quinta en la final de los Juegos de Atenas, fue cuarta en la suma de las series por detrás de dos campeonas del mundo, la francesa Laure Manaudou y la estadounidense Kate Ziegler, y la australiana Kylie Palmer. La española, la única finalista del equipo nacional en estos campeonatos, paró el crono en 8:29.56 y ganó su serie. «Nadará a tope en la final para pelear por las medallas y rebajar el récord de España», dijo Villaecija, ambiciosa respecto a la prueba de hoy. «He estado a sólo cinco décimas de mi mejor marca. Espero mejorar mi tiempo en la final», dijo la nadadora entrenada por Joan Fortuny. Su compañero Eduard Lorente, finalista en el Mundial de Montreal de 2005 en los 50 metros libres, no pudo entrar ayer en la carrera decisiva. Se quedó en las semifinales.

El norteamericano Ryan Lochte batió el récord del mundo en la final de 200 metros espalda, en la que destronó a su compatriota Aaron Peirsol.