Pregunta.- Ya nadie se acuerda de los buenos tiempos y usted es ahora el gran responsable de un fracaso.

Respuesta.- Llevo muchos años en esto y no voy a asustarme por lo que se nos viene encima. En un club como el Celta sólo vale el presente y todo lo anterior no sirve como referencia. Tampoco hay que vivir del pasado, porque con eso no se come y la realidad es que no estamos bien y que en Balaídos sólo hemos ganado al Valencia. Con esos números estaríamos ya en Segunda hace tiempo y la afición se frustra por estos problemas en casa. Menos mal que fuera damos otra imagen. No hay una explicación lógica para esta doble imagen, pero la gente de Vigo debe darse cuenta de que quizás su listón de exigencia está demasiado alto.

P.- ¿A qué se refiere?

R.- Pues a que se vivieron unos años de oro, con gran fútbol y buenos resultados. Con Mostovoi, Karpin, Makelele y muchos más. Pero en esa época, el presupuesto era el doble que en la actualidad. No hay tanta alegría en el gasto y quizás debemos tener los pies en el suelo. El dato objetivo es que tenemos el quinto presupuesto por la cola en la categoría. A lo mejor levantamos demasiadas expectativas cuando nos metimos en Europa el primer año después del ascenso. Todo parecía fácil. Pero no lo es.

P.- De todas formas, el bajón ha sido excesivamente llamativo.

R.- Es que tampoco fue normal ese gran sexto puesto de la pasada campaña. Además, hemos perdido a dos jugadores que eran una referencia, Silva y Sergio. De Silva ya se está viendo todo lo que puede dar. Creo que es uno de los jugadores más determinantes de la Liga, un fenómeno. Y Sergio aportó mucho en la zona defensiva. Tenemos otro tipo de jugadores, no mejores ni peores, pero sí distintos. Por ejemplo, llegó Nené y nos ha dado muchas cosas, pero es complicado tener la incidencia sobre todo el equipo que tenía Silva. Además, y no es excusa pero sí una realidad, somos el equipo que más partidos ha jugado en inferioridad por expulsiones, pese a que no estamos, de lejos, entre los más duros, y nos han pitado no sé cuantos penaltis en contra. Las lesiones nos han machacado. En la zona de mediocentros he tenido que improvisar con gente sin experiencia en esa zona. Pero nos vamos a salvar.

P.- Ya hay quien le prepara las maletas para el próximo lunes porque no piensa que el peor equipo en casa sea capaz de ganar al mejor a domicilio, el Madrid.

R.- No me obsesiono. El fútbol no respeta ni siquiera los números. El ejemplo es que nuestra única victoria en Balaídos fue ante un rival tan poderoso como el Valencia. El Madrid siempre es un peligro y más en una situación como la que vive actualmente, de cierta indefinición, pero aún con aspiraciones de salvar la temporada.

P.- Será indefinido, pero nadie duda de que es terriblemente aburrido, un bodrio. De hecho, ya salen quinielas sobre el próximo entrenador y cientos de nuevos fichajes para el mes de julio.

R.- Desde la distancia, pienso que Capello ha tenido problemas para instalar su personalidad en el equipo. Estamos en el mes de marzo y sigue buscando la horma en la que puedan sentirse cómodos los jugadores. En medio de esa búsqueda, es lógico que surjan dudas y que en muchos partidos no salgan bien las cosas. En realidad, no sé a qué tipo de rival me enfrentaré cuando tenga delante al Madrid. Cuando juego contra el Sevilla, el Barcelona o el Valencia, sí tengo claro por donde van a ir esos rivales. A veces se les puede frenar, a veces, no, pero se sabe a qué juegan. En el caso del Madrid es imposible descifrarlo.

P.- Pues si no se da prisa, a Capello le van a dar el billete de vuelta a Italia antes de que encuentre su plan.

R.- Ahí pueden radicar los males del Madrid en estos años. No ha sabido afianzarse en un estilo, ha dado muchas vueltas sobre sí mismo, con muchos entrenadores diferentes que no tenían nada en común. Ahora se habla de otros posibles sustitutos sin esperar a ver si Capello puede poner su sello. Supongo que hay demasiado ruido en el entorno y eso a veces influye en la toma de decisiones. Los nombres que se manejan en los medios tienen características muy diferentes, es como si se quisiera acertar porque sí, pero sin pensar en un modelo.

P.- Eso define al Real Madrid como un club sin ideología, más dado a los bandazos y a las intuiciones que a un trabajo planificado.

R.- Más que volver a la senda de los títulos, al Madrid le hace falta otra cosa. Su problema es que no tiene un estilo, no ha fijado un modelo que le sirva para navegar en los buenos y en los malos momentos. Lo estratégico debería primar por encima de lo táctico, de lo inmediato. Los grandes clubes tienen ese sello, esa tabla de fútbol y de valores a la que agarrarse.

P.- El Barcelona parece el ejemplo opuesto. Por el Madrid no ha pasado un ideólogo como Cruyff.

R.- A eso me refiero. Desde que llegó Cruyff, el Barcelona tiene un estilo reconocible. Pasan los técnicos y los jugadores, pero los aspectos fundamentales se mantienen. En el Madrid, los cambios son absolutos, se pasa de un modelo a otro, pero no existe esa referencia. Y el club lo acaba pagando. Cuando el Madrid sepa a lo que quiere jugar, cuando se defina, tendrá mucho terreno ganado.

P.- ¿A usted ya se le ha pasado el arroz para acabar en un grande?

R.- Prefiero pensar que no. El fútbol es una carrera de fondo y hay ejemplos de compañeros con una trayectoria similar a la mía que han encontrado su lugar en grandes. Benítez en el Liverpool es un referente. Preferiría no marcharme de España, pero si no hubiera más remedio y surgieran las oportunidades, estaría encantado.

P.- Usted siempre presume de su buen ojo con los jóvenes. Conviene que refresque la memoria a los que le critican.

R.- Me encanta recordar que conmigo empezaron futbolistas como Joaquín o Capi en el año en que el Betis estuvo en Segunda División. O que di oportunidades a Tristán, Leo Franco o Eto'o en el Mallorca. Me gusta dar oportunidades a nuevos talentos, me siento realizado, es una de las facetas de mi profesión que me compensa.

P.- Ha pasado por numerosos clubes y experiencias. Las Palmas, Celta, Betis, Oviedo, Mallorca, Rayo, Las Palmas, Compostela. ¿Qué momento se le ha quedado grabado como el más satisfactorio?

R.- Hay ascensos, victorias imposibles, muchas cosas buenas que sirven para olvidar las destituciones y las incomprensiones. Pero una de las temporadas con el Compostela fue espectacular. Teníamos el presupuesto más bajo de la Primera División y acabamos la primera vuelta como subcampeones de invierno por detrás del Barcelona. Fue un gran año.