El cuñado de Iker peleaba contra la leucemia, y el jugador, de vacaciones, era de los pocos familiares que podía ir a apoyarle con frecuencia al hospital. En tanto, su mujer se hacía cargo de los tres hijos y de su sobrina. En esa situación, no podía plantearse abandonar durante 55 días su casa de allí, por mucho que le tirase la selección candidata al oro. El cuñado se recuperó, y se ha venido para asistir al duelo del Estudiantes frente al Real Madrid (19.00 horas, La 2). Iturbe se verá muy observado, pues la posible baja por lesión de Jorge Garbajosa refuerza sus opciones de acudir el próximo verano con España y repetir la internacionalidad de 2004 y 2005.

El ala-pívot colegial, madridista cuatro cursos, pertenece a la raza de profesionales a veces más apreciados por los entrenadores que por los aficionados. «No soy una estrella», expresa sin acritud. Con Iturbe, el equipo cambia. Su movilidad en posiciones abiertas abre las defensas rivales, obligando a los pívots contrarios a perseguirle más allá del 6,25. La única época en que no pisó esos terrenos fue en la Universidad de Clemson. Se empeñaron en meterle bajo el aro y le ensancharon hasta los 115 kilos. Con 14 menos ahora, pasea garbo por la línea de triple, con acierto en el 44% de ocasiones, quinto mejor registro de la ACB.

Las 13 victorias del Estudiantes este curso se produjeron con él en pista. Sin embargo, sus siete partidos de baja por un problema en el tendón de Aquiles se tradujeron en derrotas. Su recuperación, y la llegada de Mariano de Pablos a la dirección técnica, han refundado el equipo.

Ha pasado del cuarto puesto por la cola al noveno de cabeza, empatado con el Pamesa, que cierra el playoff a ocho jornadas del final de la primera fase. Seis victorias consecutivas desde que el nuevo entrenador se reunió con Iturbe y Pancho Jasen, los capitanes, para pedirles compromiso. De Pablos, debutante y confirmado en su cargo por una temporada más esta misma semana, se mide a otro novato, Joan Plaza. Comparten éxito y partes básicas de la filosofía. Como el técnico blanco, De Pablos ha realizado un reparto masivo de dosis de confianza.

«Había problemas en nuestra balanza y en la del entrenador», explica Iturbe sobre el pasado. De la actualidad señala: «Hay gente que colabora que antes estaba en la sombra», y sobre su futuro: «La selección siempre está en mi cabeza, aunque me dolería entrar por una desgracia personal como la de Jorge Garbajosa, que es amigo».