CARMEN LLORENTE
El principal indicador bursátil español, el Ibex 35, cierra el primer trimestre del año con una rentabilidad del 3,5% y se coloca en 14.641,7 puntos. Un rendimiento que rebasa a la inflación acumulada en el último año (2,4%) y al interés anual que ofrecen buena parte de los productos de renta fija.
El parqué español llegó a subir más a principios de febrero, cuando este índice llegó a rozar la cota psicológica de los 15.000 euros. Sin embargo, no se logró la coronación de tan mítica marca y a finales de ese mes, la Bolsa sufrió un inesperado y fuerte revés. En dos semanas, el Ibex llegó a perder más de un 10% y retrocedió hasta 13.602 puntos.
Sin embargo, tras la tempestad llegó la calma. Con la misma facilidad con la que antes se derrumbaron los precios, ahora se ha producido un suculento repunte. Un avance que ha dejado perplejos a buena parte de los analistas, quienes creen que en marzo se ha producido un claro aumento de los focos de incertidumbre, que invitan a la cautela.
En las últimas semanas, las señales de desaceleración económica en Estados Unidos han sido constantes. A lo que se ha unido la crisis de las entidades hipotecarias de alto riesgo.
Pero no sólo ha empeorado el escenario económico, también el geopolítico. La tensión en Irán se ha agravado seriamente, lo que ha vuelto a disparar el petróleo. El barril de brent acumula nueve subidas consecutivas y se paga ya a más de 68 dólares, nivel desconocido desde septiembre de 2006.
El avance del llamado oro negro ha hecho reaparecer el fantasma inflacionista a uno y otro lado del Atlántico. Tanto el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, como el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, han advertido esta semana sobre el mayor peligro de que se produzca un aumento de precios.
Pero en las últimas semanas, la Bolsa ha vuelto a contar con un aliado de primera. Los movimientos de concentración que viven las empresas. En España, en las pasadas jornadas hemos asistido, además de un nuevo vuelco en la guerra por el control de Endesa, a la confirmación de que tanto Iberia como la tabaquera Altadis tienen colgado el cartel de «se vende».
Junto con estos movimientos han aparecido nuevos y viejos rumores de OPA, fusiones, y absorciones que han vuelto a impulsar la entrada de dinero en el parqué.
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