No se recuerda una semana tan festiva, con el Teatro como motivo, como la que acaba de vivir Madrid en estos días. Todo estaba previsto para que así fuera, pero de ahí a que se cumplieran las previsiones había un largo trecho.

En primer lugar, en esta casa se ponía en marcha quizás el más importante premio teatral que pueda otorgarse en este momento en España, el Valle-Inclán, dotado con ocho millones de las antiguas pesetas para la persona que más haya significado sobre la escena española en el último año. Entre doce destacadísimas figuras de nuestro teatro, entre las que estaban desde Nuria Espert a Albert Boadella, pasando por José Luis Gómez, el ganador fue Juan Echanove, por su interpretación en Plataforma.

Las votaciones, como siempre en este tipo de premios concedidos por el sistema Goncourt, son de infarto. Un jurado -de postín, encabezado por el académico Francisco Nieva- va descartando, en secreto y poco a poco, candidatos, mientras éstos comparten una cena en compañía de representantes cualificados del mundo cultural y político...

En este primer premio Valle-Inclán para la votación postrera quedaron José Luis Gómez y Juan Echanove. Triunfó Echanove, que se llevó el santo, una escultura de Ochoa, y la limosna, los ocho kilos... Anson quedó muy satisfecho con el resultado de la noche. El duelo final y su desenlace no dejaban de significar el paso del testigo del teatro de las manos de un veterano glorioso a un apasionado renovador. Y así, el teatro español sigue su camino, que diría Cervantes.

Fisas es Don Latino. La fiesta teatral acabó el jueves con La Noche de los Teatros, el último invento de Fisas, desde la Consejería de Cultura y Deportes que detenta. Se quería seguir la pauta de La Noche de los Libros de triunfal ejecutoria, y se siguió. Sin duda, fue una noche grande para el mundo del teatro en particular y para el mundo de la cultura en general. Se dio en la diana. El mundo del teatro, como una piña, se volcó en la iniciativa.

Comenzó la fiesta en la sede de la Real Escuela Superior de Arte Dramático, la RESAD, que con sus 175 años de existencia recién cumplidos es la institución teatral más veterana de España. Allí, el actor catalán José María Pou, que fue alumno de la RESAD hace cuarenta años, pronunció un cálido y vibrante pregón en favor de esa noche de primavera sin sueño, parafraseando a Jardiel, pero no sin sueños...

Para acabar la jornada, vivida en calles, plazas y teatros de la Villa y Corte, en la Real Fábrica de Tapices tuvo lugar el acto más significativo de la feliz noche. Periodistas, escritores, autores, críticos, bailarines y, sobre todo, políticos, ofrecieron su mejor arte interpretativo -que no fue manco- en un recital que, prologado y epilogado por la sabiduría de Pedro Víllora e hilvanado y dirigido con la maestría y el arte de Juan Carlos Pérez de la Fuente, fue una inteligente síntesis del teatro del último siglo, desde Pérez Galdós y Unamuno hasta hoy.

Con ser relevante la participación de todos, las interpretaciones que tenían más atractivo eran, ¡cómo no!, las de los políticos. Allí estuvieron dando la cara Concha Dancausa, presidenta de la Asamblea, con su bella voz y su gesto seductor; el culto socialista José Antonio Díaz, siempre muy dialéctico; el diputado Jacobo Beltrán, mano de hierro en guante de seda, y, punto y aparte, Fernando Marín, coordinador general de Izquierda Unida de Madrid, y Santiago Fisas. Marín, hijo del gran Guillermo Marín y también actor de profesión, le puso el listón muy alto a Fisas. Interpretaron la escena de la muerte de Max Estrella, de Luces de Bohemia, de Valle-Inclán. El uno, de Max, y el otro, de Don Latino. Un momento inolvidable, digno de esos Estudio 1 que Manuel Soriano sueña con resucitar para Telemadrid.

Sebastián, matrícula de honor. Miguel Sebastián es otro de los protagonistas teatrales de la semana. El lunes participó en una nueva multitudinaria Noche de Max Estrella. Era la décima edición y de nuevo, desde las siete de la tarde hasta la madrugada, se hizo el recorrido a pie por el Madrid de Valle-Inclán. Especial significación suele tener, año tras año, la parada que la comitiva hace, hacia las diez de la noche, ante la estatua de Cervantes, junto al Congreso. Allí, con el Manco de Lepanto de testigo, siempre un político tiene su púlpito, para hablar de su relación con el Manco de la Puerta del Sol, Don Ramón María, y hablar a la concurrencia.

En este caso, el invitado fue Miguel Sebastián, candidato socialista a la Alcadía de la capital. En sus palabras, subrayó que esta ocasión le había permitido reencontrarse con Valle-Inclán, «a quien conocí hace algunos años, cuando aún tenía pelo en la cabeza», una circunstancia aquella «en que su conversación enriqueció tanto un trabajo de fin de curso en COU, que el profesor me calificó con matrícula de honor».

Sebastián confesó también que ahora Valle-Inclán le había dicho que llevaba casi cuatro años reprimiéndose al observar el desastre de Madrid: los coches que no se mueven, los peatones sin espacio para pasear, los cines y teatros que se han cerrado, el aire irrespirable..., y que, como colofón, el gallego le había dicho: «Anda, Miguel, que te voy a votar. Y voy a sacarle el voto a don Pío y a don Miguel, a don Ricardo..., hasta a don Benito y doña Emilia...». Como se puede apreciar, Valle-Inclán da para mucho. ¡Y el teatro, no digamos!

Los debates electorales. Gallardón es la reina de los mares. Si no fuera por las cosas de Federico Jiménez Losantos o por las de Polanco, moriría de éxito. Pero la felicidad nunca es completa, gracias a Dios. De todas formas ya tiene horadado el Manzanares, va a convertir la Casa de la Carnicería en un hotel con encanto y en Barcelona hace de altavoz del pepero Alberto Fernández, que él es muy disciplinado, y si hay que ir se va..., donde sea, incluso a TVE.

Don Alberto ha aceptado un debate en el canal nacional, en emisión local. Pero ha rechazado la fecha que le daba el ente público. Don Alberto tiene su calendario, y no le va abril; en todo caso, mayo, en las fechas preliminares a la gran confrontación del 27. ¡Don Alberto no es hombre de semifinales o de cuartos de final, él quiere disputar la final-final! Y no le importa el enfrentarse a los candidatos del PSOE e IU al tiempo, que tiene esgrima suficiente para batirse con Miguel Sebastián y Angel Pérez a la vez.

Más cauta, mucho más cauta, es la jefa, que dice que de «tres en raya» nada de nada, que los debates de uno en uno. Aunque a la jefa lo que de verdad le gustaría es enfrentarse a cien ciudadanos al tiempo, como Zapatero la otra noche, pero... Todo llegará. A la izquierda le interesan los debates; o sea, coger votos como sea. Porque las encuestas son para echar a correr. Tanto Gallardón como Aguirre, sobre todo Aguirre, barren. Según el PP, of course.