200 km. a la redonda.
La quebrada línea del horizonte de la Sierra de la Almenara, cierra el panorama que se contempla desde este portacho. Bajo ella, la enorme depresión labrada por el arroyo del Corralizo se tapiza con las mejores galas del bosque mediterráneo.
Monte abierto salpicado de encinas globosas y centenarias, y severos enebros como el que se alza al lado de este anónimo collado. A sus pies, prospera un tapiz de jarales, tomillos y otras plantas, que comienzan a florecer, a pesar de tan tempranas fechas, por culpa del imparable calentamiento terrestre.
El oeste madrileño conserva su naturaleza salvaje como ninguna otra parte de la región. A pachas se la reparten ganaderos, hacendados y propietarios de grandes cotos cinegéticos.
Hasta aquí todo correcto; podía ser mejor, pero la cosa no está mal del todo. Tanto es así que, según los últimos vestigios, aún habita por esta remota zona un puñado de linces ibéricos.
Puede que el fin del legendario gato silvestre esté tan cercano como el fin de la duplicación de la M-501, en la que trabaja la Comunidad de Madrid, prácticamente a tiro de piedra de estos andurriales. Pero no es lugar este de hablar de carreteras, sino de una naturaleza tan remota como ignorada.
Para llegar al otero que ofrece una vista tan privilegiada del oeste madrileño, hay que echarse a andar desde la iglesia de Fresnedillas de la Oliva por la carretera de Colmenar del Arroyo, M-532. A medio kilómetro y en el enclave de Los Callejos, justo al final del caserío, desviarse a la derecha por una carreterilla que emprende el rumbo a La Cabezuela.
La pista asfaltada alcanza un cruce a los 400 metros, donde sigue a la derecha. La ruta continúa por la pista de tierra de la izquierda, conocida como camino de Navahonda. En ligera cuesta arriba y bajo dos tendidos eléctricos se pasa ante la entrada de sucesivas fincas como El Carmen o las de la yeguada Conchaymar.
Rectilínea, la pista parte en dos un monte bajo y delimita grandes fincas, tras cuyas tapias asoman las carrascas y rumian las vacas. Al rato se pasa ante un cartel de la Consejería de Medio Ambiente, que señala que esto es la Dehesa de Navalquejigo, un monte preservado. Trescientos metros después se cruza un riachuelo.
Con un tendido eléctrico a la derecha, alcanzar una encrucijada entre dos fincas con sendos carteles de cotos privados de caza. Aquí, la pista principal gira a la derecha, tal y como indican una P naranja y una flecha negra pintadas en una piedra del suelo. No hay que hacer caso de tan crípticas indicaciones, sino continuar de frente por la pista que parece menos importante. Es el llamado camino del Abad. Justo aquí es donde empieza lo bueno
En suave descenso, se sigue de frente entre fincas guardadas por alambres de espino. Luego una ligera subida que sortea bloques de granito, y sin dejar la pista principal, lleva hasta el referido collado, señalizado por el característico enebro situado a su lado norte.
Por el lado opuesto, la pista se sumerge abrupta en la encinada rumbo al oeste. Un par de cerradas curvas la hacen pasar cerca de un llamativo pilón de piedra perdido en mitad de un prado. Luego sigue curveando entre los berruecos, con sucesivas subidas y bajadas, pero siempre rumbo al fondo del valle.
A los tres kilómetros empieza una prolongada cuesta arriba, junto a una finca vallada a la izquierda. En su final se alcanza un bosquete de pinos, que se alza en un collado. Lo siguiente es un descenso por el monte cubierto de una vegetación bastante menos cerrada que los tramos precedentes. A la izquierda, otro vallado con postes de hormigón. La pista desemboca en otra pista más importante, a la altura de una caseta. Es el camino del Corbeón, por el que se alcanza la encrucijada con el camino del Abad, retornando a Fresnedillas por el camino de Navahonda, ya recorrido a la ida.
PARADA Y FONDA
Pistas. En el Ayuntamiento de Fresnedillas brindan información sobre ésta y otras excursiones, como la que lleva el curioso risco de La Campana, recomendable para hacer con niños. (Tel.: 918 989 100 y www.fresnedillas.net)
Comer. Casa de Comidas Amador. (Tel: 918 989 044). Fresnedillas.
Dormir. Hotel Fresnedillas.
(Tel: 918 989 011).
DEHESA DE NAVALQUEJIGO
ZEPA. Este monte situado al sur de Fresnedillas es una Zona de Especial Protección Para las Aves, ZEPA, por la importancia de las especies que aquí viven. Se recomienda por ello caminar con sosiego y sin escándalo. Aparte de no molestarlas, permitirá contemplar especies tan emblemáticas como el águila imperial ibérica y el buitre leonado.
LARGA Y TORTUOSA
Para bicis. Con salida y retorno en Fresnedillas de la Oliva, la ruta descrita es circular y tiene unos 20 kilómetros de recorrido, por lo que resulta excesiva para realizarla a pie. A no ser que se parta del cruce de los caminos del Abad y Navahonda. Mejor es utilizar la bicicleta o alguno de los caballos que alquilan en la yeguada Conchaymar. (Tel: 918 989 119).