ISABEL SAN SEBASTIAN
El señor presidente prefiere los ciudadanos a los periodistas-tertulianos. Lógico. Aquéllos se atienen disciplinadamente a las normas de un formato que da toda la ventaja al entrevistado, permitiéndole explayarse ilmitadamente sobre lo que le venga en gana, mientras éstos tienen la mala costumbre de contestar, repreguntar, rebatir las respuestas cuando contienen falsedades o no se atienen a la cuestión planteada y, por si fuera poco, criticar lo que no les convence. ¡Cuánta osadía! ¡Qué exhibición de talante es menester cada día para soportar a la canallesca facinerosa que no se deja invitar a café de 80 céntimos!
El señor presidente prefiere a los ciudadanos sólo porque no se somete a su interrogatorio en condiciones de igualdad; es decir, con el mismo tiempo a su disposición e idéntica posibilidad de tomar la palabra. Si tuviera redaños para hacerlo, si aceptara el reto de enfrentarse a una decena de personas (mucho más peligrosas que 100) de distinta adcripción política y diversas edades y procedencias, otro gallo le cantara. Si admitiera el derecho de réplica de sus interlocutores, le dirían cosas como éstas:
- Le ruego que no me hable de «tú» cuando yo le estoy tratando respetuosamente de «usted».
- Ordenar a (o consentir que) la Fiscalía se convierta en abogada defensora de terroristas no es hacer todo lo posible por alcanzar la paz, sino ceder al chantaje infame de una banda que hace apenas tres meses asesinó a dos inocentes en Barajas y no ha dejado de rearmarse.
- Le he preguntado cómo puedo adquirir un piso con un sueldo de 1.000 euros, no le he pedido una conferencia sobre la política de vivienda del Gobierno.
- Un presidente que diga la verdad es justo lo contrario de lo que hace usted. ¿O acaso nos ha contado la verdad sobre sus conversaciones con ETA? ¿Se ha atenido en materia de política antiterrorista a lo que decía su programa electoral y los electores votaron?
- Seguimos charlando en La Moncloa. De acuerdo ¿Qué día y a qué hora, exactamente, y dónde estarán las cámaras?
El señor presidente también prefiere los ciudadanos (sin derecho a réplica) a los políticos. Por eso no debate con Mariano Rajoy de tú a tú en terreno neutral. A él le gusta más la partida amañada con las cartas marcadas, y hasta así le sale mal. ¿Cómo habría acabado la entrevista multitudinaria si llega a ser realmente equilibrada?
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