Sábado, 31 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6313.
OPINION
 
Editorial
OTEGI RETA AL ESTADO DE DERECHO, GARZON LO DEBILITA

Definitivamente, Otegi le ha salido rana al Gobierno. El hombre por el que había apostado para encarrilar a Batasuna por la vía política, la persona elegida para atraer al sector más recalcitrante de la izquierda abertzale hacia posiciones democráticas -o, en el peor de los casos, hacer de cuña en el entramado radical- amenazó ayer al Estado al anunciar que la ilegalización de Abertzale Sozialisten Batasuna (ASB) supondría «volver al pasado» en un momento en el que, según dijo, ETA mantiene el alto el fuego permanente. Las declaraciones de Otegi auguran tiempos difíciles si no se cede a sus planteamientos aunque, si algo ha quedado claro desde que se declaró la tregua, es que la banda terrorista no le consulta. Aunque ayer advirtiera de que impedir que la izquierda abertzale concurra a las elecciones es decir «no» al proceso de paz, lo cierto es que la desarticulación del comando Donosti demuestra que ETA se preparaba para atentar sin esperar a conocer si Batasuna podrá concurrir o no a los comicios. Prueba de la desorientación del Ejecutivo es que mientras la vicepresidenta decía ayer que no hay un «mayor» nivel de alerta ante posibles actos terroristas, el director general de la Guardia Civil aseguraba que ésta era «superior a lo habitual».

ASB, la nueva Batasuna, ha elegido el Bilbao Exhibition Center de Baracaldo para su puesta de largo, hoy. O mucho nos equivocamos, o el acto acabará celebrándose, como ayer anunciaron sus promotores. Ya es significativo que ni por parte del Gobierno vasco ni por parte de la Ertzaintza se apercibieran ni aportaran pruebas que vinculasen de forma manifiesta a Batasuna con este acto. La Fiscalía de la Audiencia Nacional sí encontró «relación» entre la ilegalizada Batasuna y ASB. Solicitó por ello a Baltasar Garzón que lo prohibiera. Pero, una vez más, este juez ha optado por hacer el salto de la rana ante el Estado de Derecho. En un auto dado a conocer ayer, permite la celebración del evento si sus organizadores se comprometen a no hacer referencias a ASB. En realidad, Garzón es víctima de su propia torpeza. Al consignar en un auto anterior que no cabe proceder contra los actos que organice la «izquierda abertzale», aunque entre sus miembros estén los dirigentes de Batasuna, ahora se ve con las manos atadas.

Garzón quiso ganarse su cuota de protagonismo en el proceso de paz y, con su oportunismo y zigzagueo, ha contribuido a acrecentar la sensación de relativismo de la ley, que en poco tiempo ha producido resoluciones como las del caso De Juana o el caso Otegi. Es un sinsentido que Garzón ponga el acento de la ilegalidad en el nombre de la formación y no en las personas que la integran, porque quienes delinquen son los individuos y no las siglas. Ello le ha llevado a un callejón absurdo y a tener que permitir que Otegi, Permach y compañía sigan moviéndose a sus anchas, para desconcierto de la sociedad española.

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