A. LUCAS
MADRID.-
Una obra de las características de la ampliación del Museo del Prado se compone de cientos de detalles que de por sí podrían dar cuerpo a la crónica de un sobresalto, de un deseo, de una necesidad inaplazable que tiene como resultado la más ambiciosa intervención museística en España.
Visitas a la ampliación.
A partir del próximo 28 de abril y hasta el 1 de julio, sólo los fines de semana, será posible visitar en el horario del museo los espacios diseñados por Rafael Moneo.
Que 100 años dure.
La ministra de Cultura, Carmen Calvo, manifestó ayer que un proyecto de esta envergadura «supone un hecho histórico. Tendrá que pasar al menos un siglo antes de que haya que realizar nuevas obras de ampliación en El Prado. Lo dejamos preparado para un largo futuro».
El estuco 'ciego'.
La Sala de las Musas y el vestíbulo nuevo tienen en sus paredes un estuco planchado en caliente realizado por uno de los escasos maestros que quedan en la aplicación de esta técnica. Paradójicamente quedó ciego (por los efectos del estuco) y trabaja con dos ayudantes, guiándose sobre las superficies de los dedos y calculando la temperatura de la masilla con los labios.
El cedro millonario.
Ahí sigue el árbol que Medio Ambiente obligó a proteger de las obras. Está apuntalado por los cuatro costados. Y ahí quedará, según anunciaron ayer, hasta que expertos botánicos realicen un informe sobre su estado de salud. En el mantenimiento del arbolito se invirtió, en abril de 2005, dos millones de euros -300 millones de las extintas pesetas-. Prohibido tocar.
El 'Montacuadros'.
Se trata del más grande de los museos europeos. Soporta nueve toneladas. O unas 120 personas. A elegir. Tiene una longitud de 7,5 metros y 4,56 metros de ancho. Permite la manipulación y el traslado de obras de gran formato.
Lo que vendrá.
La expectación está en la reordenación de la colección. La ampliación está físicamente cumplida, pero el proyecto intelectual del Nuevo Prado tiene ambiciones más altas que contemplan también el Casón del Buen Retiro (aún en vías de rehabilitación) como Centro de Estudios y Escuela del Prado y el Salón de Reinos (anterior sede del Museo del Ejército) como nuevo espacio expositivo para afianzar más las muestras temporales. Un puzzle en marcha que sitúa a la pinacoteca madrileña como una de las más completas del mundo.
|