Domingo, 1 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6314.
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FUTBOL / Primera División
Laporta: «Le tendremos muchos años»
EL CLUB SE REUNIO AYER CON EL HERMANO DE RONALDINHO Y DA POR SEGURA LA CONTINUIDAD DEL JUGADOR «EN EL CAMPO DEMUESTRO QUE ESTOY CONTENTO», DICE EL DELANTERO
ALBERT MARTIN

BARCELONA.- Una incesante homilía resuena en el Camp Nou cuando juega el Barça: «El crack es grande, el crack es generoso, el crack es único». Y así, mil veces. Es Ronaldinho, empeñado en que el estadio en pleno recite sus bondades. En plena crisis por el interés del Milan en su contratación, el barcelonismo ha sacado su perfil más prosaico y hasta se atreve a pedir «que lo vendan». Ante tal aberración, Ronaldinho apela al juego, a su arte, y pone al Camp Nou de rodillas como hizo ayer.

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Ronaldinho es otro desde que sale al campo y encuentra a su vera dos fenómenos que se pasaron medio año con la pata tiesa mientras el Barça se disfrazaba de equipo mundano. Ahora, con Eto'o y Messi asustando a las defensas, puede dedicarse a echar un paso atrás, levantar la cabeza y hacerles jugarsin la responsabilidad de marcar goles decisivos.

En el minuto 44, y con un Barça enmarañado en la mezcla de disciplina y agresividad que propuso el conjunto de Caparrós, Ronaldinho rompió el partido con un maravilloso sombrero a Coloccini al que siguió una asistencia a Messi. Fue su octava asistencia de gol en lo que va de temporada, especialidad en la que otros años, sin las lesiones de sus compañeros de línea, despuntó mucho más.

En la segunda parte creó la jugada del tanto de Eto'o tras una vertiginosa combinación con Xavi e Iniesta. El camerunés igualó los nueve goles de Messi y volvió a demostrar que, poco a poco, empieza a reencontrarse consigo mismo. Los tres delanteros, a los que ya sólo les falta una canción de Serrat, prosiguen con unos números terroríficos: han jugado 20 partidos como titulares, con un balance de 17 victorias y tres empates. El Deporfue sólo la última víctima por lo que la noticia de la noche vino de otro lado. En el medio tiempo, el club filtró que acababa de celebrarse una reunión en las oficinas del Camp Nou entre Ferran Soriano (vicepresidente económico), Txiki Begiristain (secretario técnico) y Roberto de Assis (hermano y representante de Ronaldinho).

La cita llegó por sorpresa -no hacía ni dos días que el club había descartado reaccionar al interés de Berlusconi en el diez brasileño- pero de la reunión salieron los mandatarios azulgrana entusiasmados. Acabado el partido, había prisa por proclamarlo a los cuatro vientos: Ronaldinho seguirá en Barcelona. Uno de los primeros en hablar fue el presidente, Joan Laporta. «Le tendremos con nosotros muchos años porque se lo merece», aseguró. «Tiene una relación magnífica con el club, como siempre. Es un jugador que se hace querer, no sólo como jugador siendo el mejor del mundo, sino también como persona», añadió.

Txiki Begiristain fue el único que profundizó sobre el contenido de la reunión. Según desveló, el contrato del delantero no fue protagonista en la cumbre: se habló de las diferentes fundaciones en que participa Ronaldinho, que tiene incluso un club en el que entrenan chavales. Se habló, en definitiva, en términos de cariño.

Acabado el choque, se escenificó el reencontrado amor. Abrazos y risas entre Laporta y Roberto de Assis, y el hermano de Ronaldinho atendiendo a los medios con tono conciliador. «Lo más importante es que el jugador tenga tranquilidad para jugar. Ha sido una reunión muy buena y ahora empezamos a construir el futuro», explicó. Se le preguntó si la continuidad de Ronaldinho estaba hecha, y no quiso dar nada por hecho: «Lo importante era que habláramos, que todos estén contentos, que estamos en el buen camino».

Para completar las muestras generales de veneración al brasileño, su nombre trascendió más allá de los despachos. Iniesta se preguntaba «¿quién no quiere a Ronaldinho?» y celebraba una continuidad que en el Camp Nou empezó a celebrarse. Rijkaard, una vez más fue generoso a la hora de alabarle. «Ha participado en los dos goles, es un futbolista que crea y que en los momentos importantes está ahí». Caparrós, por su parte, lamentó que «cuando no mete uno, meten los otros», dijo en referencia al letal tridente ofensivo barcelonista.

El crack, ajeno a todo, se mostraba imperturbable. «Aquí yo soy el diez», dijo, «se habla mucho pero en el campo demuestro que estoy contento». Tanto lo demuestra, que la grada se marchó hipnotizada a casa: «El crack es único, el crack es grande, el crack se queda».

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