El Partido Popular seguirá firme en su denuncia de la política antiterrorista del Gobierno y sólo le tenderá la mano para arrinconar a Batasuna. Es más, Mariano Rajoy advirtió ayer de que la crítica será todavía más dura, y «exigente hasta la saciedad», si se permite que la izquierda independentista del País Vasco, con sus siglas o con otras legalizadas, se presente a las elecciones de mayo. Para el líder de los populares, ésta sería «la bofetada mayor que se le podría dar a la lucha antiterrorista».
Entre gritos de condena a la negociación con ETA, de cerca de 10.000 personas reunidas en Valencia, Rajoy volvió a ofrecer su apoyo al presidente del Gobierno para mantener a la izquierda abertzale fuera de las instituciones. Pero insistió en que sería «irresponsable» por su parte apoyar una negociación política, o admitir que De Juana Chaos «esté de vacaciones» y que a Arnaldo Otegi «no se le juzgue». Por dos veces, el líder popular repitió el mensaje: «Yo no puedo apoyar un precio político con unos terroristas. No es posible».
Abierto el debate sobre el regreso de los abertzales a la política legal, la presión sobre Rodríguez Zapatero se intensifica desde el PP, pero intentando no dar imagen de portazo. Según Rajoy, su partido «no dice que no a todo» y deja algún margen: «Yo digo sí a otra política, digo sí a la derrota de ETA, digo sí a la actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, a las que hoy toca felicitar, a la colaboración internacional y digo sí a las víctimas, a la voluntad de los españoles y a cumplir la ley», manifestó en su intervención.
España, expuso el líder de los populares, «no puede ponerse a negociar con una banda de asesinos» teniendo en cuenta que es una nación, -«y no 17», apostilló- «con 500 años de Historia». Lo contrario, remarcó Rajoy, «sería ridículo» y nadie lo entendería. El público volvió a responderle: «¡No se negocia con asesinos!, ¡no en mi nombre!», gritaba el auditorio animado por los grupos de Nuevas Generaciones del Partido Popular.
El de ayer fue todo un acto «de fuerza» de los populares en Valencia. Un enorme pabellón de la Feria fue abarrotado por decenas de miles de banderas españolas y valencianas. Rajoy, a quien le costó casi 40 minutos acceder al escenario, se mostró exultante ante el rotundo llenazo preparado por Rita Barberá, candidata en la ciudad y Francisco Camps, que aspira a repetir como presidente autonómico.
«¿Qué necesidad había de romper el consenso en la lucha contra el terrorismo?», se preguntó el dirigente conservador. Rajoy martilleó sobre la idea de que, antes de la llegada de Zapatero a La Moncloa, «había un consenso» apoyado por «la inmensa mayoría de los españoles». Lo que ahora se plantea, expuso con rostro serio, es «convertir el terrorismo en un instrumento válido para hacer política».
Llevado por el ambiente festivo y con una escenificación espectacular -que incluyó un vídeo a ritmo de Status Quo-, Rajoy saltó sobre el escenario a petición de los más jóvenes. Y, ya con los pies firmes en el suelo, afirmó que España necesita un «cambio político» que traiga consigo un Gobierno «sensato, con un poquito de razón, algo de lógica, previsible y que no sorprenda cada día con una genialidad». Insistió en que Zapatero ha equivocado sus prioridades. Citó como ejemplo el eterno debate del Estatuto catalán, que forzó la caída de Pasqual Maragall y ahora resucita con el debate de la autodeterminación. «¿Para qué vale todo eso?», se preguntó Rajoy.