CARMEN REMIREZ DE GANUZA
MADRID.-
Semana Santa. Semana de Pasión la que vivirán estos días los aspirantes a integrar las candidaturas del PP a las elecciones municipales y autonómicas. El paréntesis de las vacaciones ha servido a la patronal popular para tomar distancia, dar largas a los aspirantes a candidatos y abordar con más reserva y tranquilidad ese periodo cumbre de la política de partido que es, cada cuatro años, la elaboración de las listas.
Apenas ha trascendido más tensión que la que ha rodeado la renovación de las listas en Fuerteventura y en Zaragoza, donde el PP regional ha impuesto sus cabezas de lista.
En general, no obstante, la formación que lidera Mariano Rajoy está logrando conducir en silencio un proceso tan complejo como heterogéneo, más condicionado por el perfil personal e institucional de las organizaciones territoriales y por su desigual implantación electoral que por los criterios que marca la dirección nacional del partido, que se resumen en dos: que no haya líos y que el esfuerzo se vuelque allí donde lograron mejores resultados en las generales de 2004.
El primer objetivo lleva trazas de cumplirse en Madrid y en Valencia, que eran hasta hace poco las grandes incógnitas debido a las colisiones entre liderazgos. Más sorprendente es la bonanza entre las antiguas boinas y birretes gallegos, cuyas disputas estuvieron a punto de romper el PP regional en tiempos de Fraga y que ahora trabajan a brazo partido para conservar lo que puedan del único poder que les queda allí: el municipal.
En Cataluña, los cambios -en buena parte generacionales- están afectando a los ayuntamientos con más posibilidades para el PP, como Tarragona. Y en Extremadura, donde el partido aún guarda el secreto de las listas bajo siete llaves, están haciendo equilibrios para encajar a los nuevos socios de Extremadura Unida y cumplir con la Ley de Igualdad.
Una ley que, pese al silencio dominante, ha irrumpido con el estrépito del elefante en una cacharrería. Tal como confiesan algunos dirigentes del PP, la obligación legal de incluir a mujeres en las listas va a llevar a las asambleas regionales a concejalas que no pensaban dar el salto a la política autonómica y propiciará, en consecuencia, el exilio político de hombres que se creían llamados a continuar en sus escaños autonómicos.
Castilla y León es una de las regiones donde los populares están saliendo mejor parados del envite feminista planteado por la nueva ley, e incluso han adelantado al PSOE. En la provincia de Palencia, por ejemplo, el PP presenta a 22 mujeres aspirantes a alcaldesa frente a sólo tres candidatas socialistas.
Pero esto no preocupa en lugares emblemáticos para el PP como el País Vasco y Cataluña, los únicos donde no hay tortas por entrar en las listas. En el País Vasco, los populares se sienten muy orgullosos en esta ocasión de haber recurrido a muchos menos voluntarios de otras comunidades que en 2003 para completar las candidaturas.
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