Domingo, 1 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6314.
ÚLTIMAS NOTICIAS TU CORREO SUPLEMENTOS SERVICIOS MULTIMEDIA CHARLAS TIENDA LOTERÍAS
Primera
Opinión
España
Mundo
Deportes
Cultura
Comunicación
Última
Crónica
Nueva economia
Índice del día
Búsqueda
 Edición local 
M2
Catalunya
Baleares
 Servicios 
Traductor
Televisión
Resumen
 de prensa
Hemeroteca
Titulares
 por correo
 Suplementos
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economía
Motor
Viajes
Salud
Aula
Ariadna
Metrópoli
 Ayuda 
Mapa del sitio
Preguntas
 frecuentes
El inteligente multiplica los éxitos del otro y el torpe les resta importancia (J. L. Iborte Baqué)
 ESPAÑA
EL DRAMA DE LA INMIGRACION / Los afectados
Los bolivianos cogen el último tren al 'paraíso'
Cientos de familias se reencuentran en el aeropuerto de Barajas justo un día antes de que entre en vigor el visado
ANA DEL BARRIO

MADRID.- «¿Te acuerdas de mamita?, ¿te acuerdas de mamita?», preguntaba sin cesar Mónica Isuri. Esta mujer boliviana residente en España llevaba tres años sin ver a sus hijas, y ayer, por fin, se fundió en un eterno abrazo con ellas en el madrileño aeropuerto de Barajas.

Publicidad
«Ha sido algo emocionante que nunca voy a olvidar. Hoy es uno de los días que tanto esperaba», relató Mónica con lágrimas en los ojos. En el último día antes de la entrada en vigor del visado para los ciudadanos bolivianos, el aeropuerto de Barajas se convirtió en un hervidero de emociones, reencuentros e ilusión.

Los últimos de Bolivia aterrizaron ayer hacia las seis de la tarde, rodeados de una máxima expectación, y tuvieron un recibimiento más propio de estrellas de cine que de inmigrantes. Cámaras de televisión, micrófonos por doquier, flashes sin parar y numerosos reporteros acosaban a los recién llegados, que luchaban por abrirse paso entre la muchedumbre. «Yo creía que iba a venir un artista», comentó un familiar.

Ronald, de los primeros en llegar, no era Paulina Rubio, pero sufrió una persecución digna de la rubia latina. El joven se vio literalmente bombardeado a preguntas, no sólo de los periodistas, sino de los numerosos compatriotas que aguardaban en el aeropuerto: «¿Están permitiendo pasar? ¿Y los niños? ¿Hay muchos controles?». «Están dejando entrar», les tranquilizaba Ronald, que es residente legal en España.

Aún aturdidos y cansados por el viaje, los casi 800 afortunados por haber tomado los dos últimos vuelos al paraíso europeo, se mostraban exultantes. Eso sí, tras haber superado los estrictos controles policiales, muchos se traían la lección bien aprendida: todos venían... de vacaciones. Una repentina fiebre turística parecía haber afectado a los recién llegados: «Ayer, por fin, me confirmaron que tenía billete para España. Vine a conocer el país y en una semana me vuelvo para Bolivia», declaraba Matilde.

«La gente está desesperada porque piensa que con la visa va a costar más. Yo vengo de turista, de vacaciones. Me quedo siete días porque allá tengo mi propio negocio. He pagado casi 3.000 euros por el billete», confesaba Inés Montesinos. Algunos sí que se atrevían a reconocer, aunque con la boca pequeña, que venían a trabajar «para conseguir una vida mejor».

El nerviosismo cundía entre los familiares, ya que tras el incremento espectacular de la llegada de bolivianos a España, los controles policiales en Barajas se han recrudecido. «Mi hermano viene en el vuelo, pero no sé si le mandarán de regreso», decía inquieta una de las parientes.

Para entrar en España, los bolivianos necesitan un billete de ida y vuelta, una carta de invitación y unos 500 euros para acreditar su estancia como turistas. Sin embargo, aunque cumplan todos los requisitos, en ocasiones la Policía les rechaza en la frontera porque considera que no tienen el perfil de turista.

En los últimos tiempos, cerca de 100 bolivianos han sido devueltos al día a su país nada más pisar Barajas. «Nos han hecho preguntas capciosas. A mí me han interrogado sobre cuál era la fruta típica de La Paz», se lamentaba Matilde. Nunca pensó que conocer el chuño -alimento popular en Bolivia- fuese a convertirse en su salvoconducto hacia El Dorado europeo.

Eran muchos en Barajas los que se quejaban de la arbitrariedad de la Policía española: «¿Quién decide quién es legal? Los del crucero Sinfonía traían todos los documentos en regla y les botaron», explicaba uno de ellos. «Ya, pero su error fue que pretendían bajar del barco con la casa a cuestas para hacer una visita en Cádiz», replicaba otro.

Marlene, madre de Mónica Isuri, se mostraba ayer radiante tras poder ver a sus nietas: «Uno se viene con ilusión, porque te cuentan que aquí es muy bonito. En España hay muchas oportunidades».

Tras la historia de esta familia feliz, que pudo juntarse ayer después de tres años, se encuentra la de numerosas familias rotas, cada una a un lado del océano. Muchos no lograron partir y otros vieron cómo se truncaba su sueño al ser repatriados nada más aterrizar.

La vida al llegar a España tampoco es tan idílica como la pintan. «Aquí a las chicas internas las explotan durante 15 o 18 horas al día. Hay que ser muy valiente para trabajar. He tenido jefes que me han humillado por ser inmigrante», decía Rosa.

A partir de hoy, los bolivianos necesitarán un visado de turista para entrar en Europa, que deberán solicitar en el Consulado. La escapada tocó a su fin. La puerta al paraíso se ha cerrado.

recomendar el artículo
portada de los lectores
copia para imprimir
Información gratuita actualizada las 24 h.
 SUSCRIBASE A
Más información
Renovar/Ampliar
Estado suscripción
Suscríbase aquí
Suscripción en papel
  Participación
Debates
Charlas
Encuentros digitales
Correo
PUBLICIDAD HACEMOS ESTO... MAPA DEL SITIO PREGUNTAS FRECUENTES

elmundo.es como página de inicio
Cómo suscribirse gratis al canal | Añadir la barra lateral al netscape 6+ o mozilla
Otras publicaciones de Unidad Editorial: Yo dona | La Aventura de la Historia | Descubrir el Arte | Siete Leguas

© Mundinteractivos, S.A. / Política de privacidad