Los abuelos a los que la Consejería de Bienestar Social del Principado les retiró hace 10 meses la custodia de su nieto, porque con 10 años llegó a pesar 100 Kilos, aseguran que el pequeño comía como el resto de la familia y no se explican el porqué de su obesidad. Además creen que el menor «estaba gordo pero sano» y sólo esperan que la Administración asturiana les devuelva pronto a su pequeño porque están «destrozados».
José Sánchez y Consuelo García se han convertido sin querer en protagonistas de una historia que ha saltado a todos los medios de comunicación.
Pocas veces salen a la luz decisiones como la adoptada por la Consejería asturiana, que tras advertir, en varias ocasiones, a los abuelos que la salud del menor estaba en peligro debido a las poco saludables prácticas alimenticias de sus cuidadores, había decidido hace 10 meses que el pequeño acabase en un centro de acogida, mientras se tomaban las medidas oportunas. Sin embargo, desde el Principado, se asegura que en España hay casos similares.
El niño nació en Oviedo, su madre murió al poco tiempo y el padre no se ha hecho cargo. Tiene otro hermano que vive también en régimen de acogida con los progenitores de su madre. Los abuelos dicen que alimentan a los dos por igual, pero sólo uno de ellos ha engordado en exceso.
«Algo más de la cuenta»
Reconocieron, no obstante, que el menor comía «algo más de la cuenta». Ahora la Administración trabaja con ellos para que se den cuenta de los problemas que puede tener su nieto por la mala alimentación y para que aprendan hábitos más saludables.
Cuando crean los responsables de la Consejería que ya están preparados, recuperarán la tutela del pequeño. En ese momento, se escuchará la opinión del menor, que en enero cumplió 11 años, aunque ésta no será vinculante. De momento, sus abuelos le visitan regularmente. Desde que el niño está bajo responsabilidad de la Administración ya ha bajado 20 kilos de peso, sigue asistiendo a clase en el mismo centro y su evolución es «favorable».
Sin embargo, los abuelos están destrozados y no entienden nada. Fue el colegio en el que estudia su nieto el que dio la voz de alarma, ya que no padece ningún trastorno endrocrino que motivara su sobrepeso por lo que, según el informe médico, éste se debe únicamente a una alimentación mala y excesiva.
Estaba siempre muy cansado y tenía dificultades para practicar ejercicio. Por ello la directora del Instituto Asturiano de Atención Social a la Infancia, Gloria Fernández, se ha apresurado a asegurar que la decisión de la Administración no responde a una «cuestión estética» sino a «atajar un problema de salud». Sin embargo también han asegurado que el peso del niño era sólo uno de los factores que les condujeron a tomar esta decisión. Al parecer, el pequeño no acudía a sus revisiones médicas periódicas y no había recibido las vacunaciones según el calendario establecido por Sanidad.
Los abuelos aseguran, sin embargo, que fueron ellos quienes llevaron al pequeño al hospital y que un día, mientras se habían ido a comer, se marcharon con el pequeño. «Nos lo robaron», decía ayer el abuelo y, desde entonces, sólo esperan que regrese.