El inteligente multiplica los éxitos del otro y el torpe les resta importancia (J. L. Iborte Baqué)
OPINION
LA TRONERA
Del dicho al hecho
ANTONIO GALA
Tras las presentaciones de mi libro El pedestal de las estatuas todo el mundo parece de acuerdo en que, con los pies en el suelo y los ojos frente a los ojos, nos iría mucho mejor la vida. Pero no todos saben que existen pequeños y hasta minúsculos pedestales, de los que pocos están dispuestos a apearse. Alguien petulante, que ha conseguido una mínima notoriedad televisiva, confundió el otro día a un Antonio López (magnífico pintor hiperrealista) con un Antonio Pérez (traidor secretario de Felipe II e insustituible portavoz mío). Cuando se lo hice notar, se alteró de forma extraordinariamente ordinaria. La soberbia, cuanto más boba, es peor consejera. Hemos de saber aguantar el tirón de nuestras ignorancias. Y desdeñar hasta los mínimos pedestales provincianos. Nuestra verdadera estatura no se altera con ellos.