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| El inteligente multiplica los éxitos del otro y el torpe les resta importancia (J. L. Iborte Baqué) |
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| Impresiones |
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| El redondeo que acabó con el café a 80 céntimos |
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El presidente, tras decir en TVE que el café cuesta 80 céntimos, se justificó diciendo que eso es lo que cuesta en el Congreso; una excusa más razonable hubiera sido que desde que es secretario general del PSOE ya no toma café en la calle o al menos nunca lo paga. Porque, tal y como hoy se detalla en Nueva Economía, desde que en 2001 se hizo efectiva la entrada del euro, los precios más básicos, especialmente los de alimentación, hostelería y servicios públicos, han aumentado nada menos que el 60% de media, mientras que el salario medio de los españoles ha crecido sólo un 20%. Parte de la culpa de este desfase lo tiene el hecho de que el IPC no refleja con suficiente fidelidad los bienes que se llevan el dinero de los ciudadanos, además de que los datos de inflación no tienen en cuenta que el 43,3% del sueldo de las familias españolas se dedica al pago de una hipoteca y el Euribor se ha disparado en el último año. Para colmo, ningún organismo público se ha encargado en estos años de hacer un seguimiento al nuevo coste de los productos con el euro para denunciar los abusos. Así, cuando cada uno de esos ciudadanos que el pasado martes participó en Tengo una pregunta para usted va al mercado, se encuentra con que el kilo de tomates le sale un 70% más caro que cuando pagaba en pesetas, y una cerveza en un bar casi el doble. Los gobernantes argumentan con magnitudes macroeconómicas, pero la realidad de sus electores es otra, y hace tiempo que no pagan 0,80 euros por su café.
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