Domingo, 1 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6314.
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 OPINION
DOS EN LA CARRETERA
De cómo por primera vez, gracias a Valle-Inclán y Zapatero, los dos coinciden en el teatro y la política
LUIS MARIA ANSON CAYETANA ALVAREZ DE TOLEDO

Este intercambio epistolar comienza hoy con la mirada de Él puesta en el Premio Valle-Inclán de Teatro, y se congratula de que asistieran los políticos, porque cree que les conviene sumergirse de vez en cuando en los ámbitos de la cultura, «ajena a las crispaciones del poder». Ella no está de acuerdo con esta afirmación, y sostiene que en todos los ámbitos cuecen habas. Ya metidos en política, Él afirma que Zapatero y ETA ya han pactado la presentación de Batasuna a las municipales, y Ella, que el líder de la octava potencia económica mundial está siendo zarandeado como un pelele.

LO MAS INTERESANTE DE LA CULTURA TEATRAL

Querida Cayetana...

El premio Valle-Inclán congregó a lo más granado del teatro español en torno a El Cultural y El Mundo. A los políticos, y allí estaban Carmen Calvo, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón, les conviene sumergirse de vez en cuando en los ámbitos de la cultura, tan ajena a las crispaciones del poder. Autores veteranos y alternativos, actrices y actores consagrados y de la generación nueva, directores míticos y recentales, allí estaban todos, casi todos, en el Teatro Real para oficiar la ceremonia de un Premio nuevo que nace con el nombre de Valle-Inclán para atizar el fuego teatral en el corazón de Madrid.

Me alegré al verte entre el enjambre de nombres famosos, desembarazada por unas horas de la obsesión genovista, para sumarte a lo más interesante de la cultura teatral española. José Varela Ortega, digno nieto de la más alta inteligencia del siglo XX español, me dijo al despedirse: «Esta es la España real sin manipulación política». Luego Isabel San Sebastián me reprochó de que te hago más caso a ti que a ella, lo cual no es verdad porque me sobra corazón para las dos bellezas rubias. Y eso que andaba yo deslumbrado por la mirada de Emma Suárez, por la delicadeza de María Pastor, por la ignición de Blanca Marsillach. Y desde San Francisco, una joven actriz española seguía el acto del Teatro Real en un Starbucks Coffee, en el down town, entre las calles Spear y Horward, mientras bebía un capuchino y escuchaba música de Bob Marley y de Bella and Sebastian. Que internet ha convertido el mundo en la aldea global de McLuhan.

Querido Luis María...

Enhorabuena. El pasado lunes, en los salones estrellados y llenos de estrellas del Teatro Real comprendí por fin que la fe, tu fe, mueve montañas. Dramaturgos, directores, actores, artistas, escritores, espectadores y, sí, también políticos cruzaban generaciones, anulaban prejuicios y salvaban abismos ideológicos. Sin renunciar a sus convicciones o su estética, pero con la certeza de que todos somos poco ante un bien mayor, que es la mala salud de hierro del teatro en Madrid. Eres el anfitrión perfecto, el único posible, en esta Tebas moderna, ciudad vieja y descreída con sus cien puertas abiertas al arte que llega de fuera, ya sea del tragicómico Dürrenmatt o del inconsecuente Houellebecq. Seré más indulgente la próxima vez que suspendas tu juicio crítico ante el cinismo o la desvergüenza de algunos porque recordaré que es el precio (alto, pero probablemente inevitable) que debes pagar para seguir siendo el punto de apoyo y el lugar de encuentro de tantos talentos titubeantes, tantas brillantes arrogancias y tantas ambiciones rubias.

Coincidí con José Varela Ortega en la misma mesa. Atónitos, escuchamos a Carmen Calvo anunciar el «parto» del «niño premio» y la «niña escenario» y, una vez repuestos, hablamos de ti: de tu ecumenismo entusiasta, capaz de congregar a izquierdas y derechas sobre un mismo escenario. No me dijo aquella frase: «ésta es la España real sin manipulación política», sentencia brillante con la que no estoy de acuerdo. Como tampoco coincido contigo en que los ámbitos de la cultura son «ajenos a las crispaciones del poder». Después del premio y los postres, tras despedirme del maestro Bousoño y felicitar a Blanca Berasategui, me encontré con un viejo, chismoso y sabio amigo, que me contó la siguiente historia:

Al parecer, un poderosísimo empresario teatral, con influencia en los más importantes escenarios de España y en las principales revistas culturales (a excepción de la tuya, claro), ha decidido colocar a su Johnny Fontaine -una promesa ya no tan joven pero sobradamente ambiciosa- en el papel protagonista de la obra que va a reventar las taquillas la próxima temporada. Para ello, se dedica a maniobrar entre bambalinas y candilejas contra el actor que lleva años trabajándose el papel: un galán algo más maduro, de interpretaciones sobrias y sutiles y poderosa oratoria, entre cuyos muchos méritos está el haber consolidado una troupe solvente y fiel. Dicen que el padrino no va a reparar en nada hasta conseguir su objetivo. Y que el niño de sus ojos ya ha reclutado el apoyo de otros famosos figurantes y directores, no para montar su propia obra, porque no se atreve, sino para arrebatarle el papel estelar a su ilustre colega.

Con esto quiero decirte, Luis María, que en todos los ámbitos cuecen habas. Ni la política está libre de actores ni el teatro de políticos. El reto es distinguirlos.

CUMPLIMIENTO DE LA LEY DE PARTIDOS

Querida Cayetana...

Zapatero tiene ya pactado con Eta el procedimiento de presentación de Batasuna a las municipales, tal y como ocurrió con las autonómicas. Esa es la opinión de destacados expertos en la lucha antiterrorista. El presidente por accidente se considera el más listo de la clase y piensa que engañará a todos. El ejercicio circense de la trola lo inició en el programa de Televisión Española. Zapatero, embustero.

En las autonómicas, Batasuna hizo un par de fintas que fueron clamorosamente rechazadas, a bombo y platillo audiovisual, para dejar constancia de que el Gobierno cumple al pie de la letra la ley de partidos. Sin embargo, estaba todo pactado y Batasuna se presentó a los comicios a través del Partido Comunista de las Tierras Vascas. Eso lo sabe hasta la Trujillo.

Ahora se producirán una, dos, tal vez tres fintas para que Zapatero I el de las mercedes arquee sus cejas de acento circunflejo, levante su dedo índice profesoral y sermonee con voz catedralicia a los ciudadanos, asegurando que su Gobierno exigirá el cumplimiento de la ley de partidos. Pero el procedimiento para hacer la trampa está ya pactado. El sindicato Manos Limpias ha denunciado ante la Audiencia Nacional la firma del acuerdo para la rendición del Estado entre Arnaldo Otegui y Pernando Barrena, dirigentes de Batasuna, y en igualdad de condiciones, de tú a tú la banda terrorista y el Gobierno, por Jesús Eguiguren con el respaldo de Mr. X. ECD, por su parte, informa sobre el encuentro en Elgoibar entre el Gobierno zapatético y Batasuna, es decir, Eta, para pactar el procedimiento de presentación a las elecciones. Con el mayor descaro, los batasunos, es decir, los etarras, han proclamado que volverán «más fuertes que nunca» a los ayuntamientos. Claro, Zapatero confía en que los ciudadanos, enfrascados en el debate sobre el desnudo de Elsa Pataky, se vayan de vacaciones y se chupen el dedo.

Querido Luis María...

Antes de comentar las últimas cabriolas del Gobierno y ETA, te voy a hablar de un hombre que muy a su pesar se ha convertido en el protagonista de la semana. Nos conocimos hace poco tiempo, no recuerdo ahora si en uno de mis muchos recientes viajes relámpago por la Península o si en algún despacho de la calle Génova. Hace apenas unos días, coincidimos en una visita al impresionante monasterio de Santa María de Valbuena, arrebujado entre los mejores viñedos de España, a unos treinta kilómetros de Valladolid. Con la última luz del día y un frío mesetario, recorrimos su iglesia monacal, sobrecogedor paradigma de la sobriedad cisterciense, la capilla de San Pedro, con sus desvaídas pinturas medievales de caballeros castellanos camino del campo de batalla, y el claustro, un espacio mágico, místico, en el que la dureza del gótico se diluye en el plateresco para elevarse al cielo. Agustín Díaz de Mera se movía lentamente, envuelto en un grueso abrigo azul, como un oso al caer el invierno. Detrás de su barba entrecana, una sonrisa tranquila. Detrás de sus gafas, unos ojos pequeños, inteligentes y honestos. Hablaba poco, pero todo lo que decía era preciso, claro y certero.

No voy a entrar a discutir contigo si el que fuera responsable de la Policía en los últimos compases del Gobierno de Aznar tendría que haber revelado o no el nombre de su fuente ante el juez del 11-M. Cualquiera que alguna vez haya estado atrapado entre dos imperativos categóricos entenderá que no era una decisión fácil. Pero sí quiero denunciar el linchamiento del que ha sido objeto por parte de quienes se llenan la boca de invocaciones a la ética cuando por debajo de la mesa utilizan este episodio como una ficha más en su batalla por el poder. Le han llamado de todo. Todo tremendo. Todo injusto. Lo más edificante: la frase del secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, acusándole de «lanzar mierda» sobre el proceso del 11-M. ¿En qué arrabal habrá encontrado Rubalcaba a tan sutil y ponderado escudero? Lo más generoso: las declaraciones de Pilar Manjón en el sentido de que «si Díaz de Mera era el que tenía que darnos protección el 11-M, ahora entiendo lo que ocurrió ese día». ¿Quién le explica a esta mujer, juguete roto del PSOE, que a su hijo no lo mató el PP? Cuando todo se haya aclarado, Luis María, cuando la verdad salga por fin a la luz, muchos tendrán que pedir perdón a Agustín Díaz de Mera. Y alguno dar la cara ante el juez.

AMENAZAS DIRECTAS AL ESTADO DE DERECHO

Querida Cayetana...

El etarra Arnaldo Otegui, crecido y envalentonado por los pactos firmados entre Eta y Zapatero, se permite ya, desde las televisiones públicas, amenazar directamente al Estado de Derecho. Para el líder batasuno no legalizar el nuevo partido terrorista, por él impulsado, sería un «gran atentado» del Gobierno español y de la Justicia de ese país siniestro al que algunos llaman España, lo que obligaría a los ofendidos etarras «a volver al pasado». Al pasado inmediato, diría yo, a la política del bombazo atroz en la T-4 de Barajas, el tiro en la nuca, el coche explosivo. Todo es un paripé, por otra parte, porque rechazado el nuevo partido, ya hay acuerdo, como te decía en mi carta anterior, para satisfacer la presentación batasuna, es decir, de Eta, a las elecciones.

Desde las televisiones públicas, repito, el etarra Otegui, etarra según sentencia del Tribunal Supremo, nos alecciona todos los días sobre democracia. Todo lo que no sea dar la razón a Eta no es democrático, es fascista. Con las pistolas encima de la mesa, los empresarios extorsionados, mil muertos y millares de heridos a las espaldas, las metralletas bien engrasadas, los detonadores preparados y las bombas lapa a punto, tenemos que escuchar todos los días, por gracia de Zapatero I el de las mercedes, la cantinela fatigante de Otegui, dándonos lecciones de democracia.

La dignidad del Estado, querida Cayetana, está siendo pisoteada a la vez por Eta y por Zapatero. Dos etarras detenidos en Francia, Yurrebaso y Mirena, exigen que los suelten porque forman parte de la «comisión negociadora» entre Eta y el Gobierno español. El mitin batasuno de ayer fue una burla trepidante al Estado de Derecho, una coña marinera a Zapatero y Pepiño Blanco, un desafío a la Constitución. Dicen que España no puede caer más bajo. Se equivocan los que eso afirman. Se puede caer todavía más bajo, aunque parezca imposible. Lo veremos en los próximos meses.

Querido Luis María...

Insistes en que Zapatero y Otegi ya han pactado el procedimiento de presentación de Batasuna a las elecciones, pero yo tengo mis dudas. Si estuviera todo atado y bien atado no estaríamos asistiendo al poco edificante espectáculo del líder de la octava potencia económica mundial zarandeado como un pelele, mareado como una perdiz de corral, toreado como una vaquilla mansa, por un gordito fanfarrón. Un día le guiña el ojo; al siguiente le advierte de que ABS es como las lentejas: lo tomas y, si lo dejas, te vas a enterar.

El Gobierno está sumido en el más absoluto y paralizante de los desconciertos. Tendrías que haber visto a Zapatero en la penúltima sesión de control: más rígido todavía que ante el nieto de Pachi y su café, llegó a pedirle a Rajoy que dejara de preguntarle sobre terrorismo y centrara su labor de oposición en asuntos tan polémicos y candentes como el crecimiento económico o el cambio climático. Podría haber añadido la salud bucodental de los españoles. Tu amiga la vicepresidenta tampoco consigue transmitir seguridad: tras el último consejo de ministros se quedó, literalmente, sin habla. Y en cuanto a tu admirado Rubalcaba, ayer tuvo que reconocer que el recompuesto comando Donosti ha cometido 24 atentados desde 2004. Es decir, coincidiendo con la negociación y el alto el fuego. Por todo esto, tengo la impresión, Luis María, de que si todo estaba muy hablado, nada estaba cerrado. He leído que Zapatero se va a refugiar esta Semana Santa en Doñana. En sus marismas infinitas flotan todavía los recuerdos amargos de la última Navidad. Las gaviotas, siempre perversas, anuncian nuevas cesiones o nuevos atentados, y el viento susurra entre los juncos: ¿De qué te ha valido ceder ante De Juana? ¿Para qué te ha servido librar a Otegi de la cárcel?

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