ESTHER ALVARADO
MADRID.-
A Edurne Pasabán le brillan los ojos y le tiembla la sonrisa cuando recuerda el purgatorio del K2 al que subió en 2004 -pagando el precio de dos falanges de sus pies por ser la única mujer que vive para contarlo- y el infierno de la depresión que casi la hace abandonar el alpinismo un año más tarde. Pero su voz es firme y no muestra ni sombra de duda cuando afirma que es su momento; que está preparada para enfrentarse al Annapurna y está convencida de poder convertirse en la primera mujer en coronar los 14 ochomiles que sujetan el techo del mundo.
Al filo de lo imposible y todo el apoyo de Televisión Española la respaldan en esta gesta, y es por eso que Pasabán, que ha estado casi un año alejada de la escalada deportiva, cree que se trata de «una oportunidad muy grande después del Nanga Parbat (8.125 metros)», su octavo ochomil, al que subió en 2006 con una cordada femenina.
Sebastián Alvaro, director de Al filo de lo imposible, recordó ayer que entre los 12 o 14 alpinistas que pueden presumir de haber coronado los 14 ochomiles «no hay ninguna mujer. Hay una austriaca que tiene nueve y luego van Edurne y una alpinista italiana con ocho». Para el veterano deportista «ahora merece la pena jugar el partido. Para lograrlo necesitamos un equipo fuerte que acometa la montaña con poco peso y sin oxígeno».
El Annapurna es el primero de los tres desafíos que tiene previsto afrontar Edurne Pasabán este año. Después del K2, que casi le cuesta la vida a ella y a Juan Olazábal, el Annapurna es «una de las montañas más duras que nos faltan», explicó Alvaro. De las aproximadamente 120 personas que han subido a esta cima, un 53% ha muerto en el intento». Lo peor de este pico son los desprendimientos. Casi todo el ascenso se hace por vía de un glaciar, una zona muy peligrosa donde «el Annapurna se te cae encima. El azar define tu destino y hay que ir lo más rápido posible», asegura Sebastián Alvaro.
Edurne Pasabán y sus tres acompañantes (Iván Vallejo, Axier Izaguirre y Ferrán Latorre) podrían coronar la cima en la primera o la segunda semana de mayo, pero las imágenes de su aventura comenzarán a emitirse por TVE en un programa especial que la cadena pública prepara aún sin fecha con motivo del 25º aniversario de Al filo de lo imposible.
Una vez coronado este noveno ochomil, esta alpinista guipuzcoana con formación de ingeniero industrial se enfrentará posiblemente este mismo año al Broad Peak (8.091 metros) y al Manaslu (8.123 metros). Y, si todo va bien, sus próximas citas serán el Kanchenjunga (8.595 metros), el Dhaulagiri (8.167 metros) y el Shisha Pangma (8.030 metros).
Superada la depresión que casi destroza su carrera, Edurne está feliz por comenzar esta aventura que le permitirá hacer lo que ya sabe que más le gusta en el mundo: tocar el cielo con las manos.
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