Probablemente hoy, contra el Liverpool (20.45 h., Canal Plus y en vivo en www.elmundo.es), arranque en el banquillo. «No importa. Estoy aquí para aprender», dice un tipo cuyo carácter, extrovertido, le facilita mucho la adaptación. Su llegada al PSV fue interpretada por un sector de la prensa holandesa como una operación de marketing. Sin embargo, el club sostiene que son sus méritos futbolísticos los que le han permitido fichar. «De hecho, no podemos explotar los derechos de televisión a China porque los tenemos cedidos a una compañía americana [TWI], y la venta de camisetas allí es muy difícil por culpa de las falsificaciones», se justificaba el presidente del PSV, Frits Schuitema.

Después de probar durante una semana con el Wigan inglés, Sun Xiang llegó a Eindhoven en noviembre junto a su hermano gemelo, Ji. En principio, Koeman tampoco quiso quedarse con él, pero la marcha del lateral izquierdo Ball al Manchester City le hizo cambiar de opinión. «Puede jugar de lateral y de interior izquierdo», dijo entonces el ex jugador del Barça. Así que Xiang cambió el Shanghai Shenhua por el PSV, una urbe de 14 millones de habitantes por otra de apenas 200.000.

Sabe que millones de aficionados en su país están pendientes de él y de un puñado de futbolistas chinos que intentan sacar la cabeza en Europa: Shao Jiayi (Energie Cottbus) lleva ya cinco años en Alemania, mientras que en febrero el capitán de la selección china, Zheng Zhi, fichó por el Charlton inglés. De ahí que la presencia de periodistas chinos en los entrenamientos y concentraciones de estos equipos se haya convertido en habitual y que, aunque el partido de hoy se disputa a las cuatro de la madrugada -hora china-, los mejores cálculos hablen de 150 millones de telespectadores.

Xiang no es sino lo más exótico de un vestuario, el del PSV, donde la única forma humana de entenderse es el inglés. Bajo el mando del políglota Koeman conviven futbolistas de 14 países: ocho holandeses (entre ellos Kluivert, que hoy podría ser titular), cuatro brasileños, dos belgas y representantes de Costa de Marfil, Australia, Portugal, Perú, Ghana, Hungría, Ecuador, Estados Unidos, México y Finlandia. Son las armas de un club, el PSV, al que ya le queda muy lejos su título de 1988, y que busca otras semifinales tras dos años. Con un mosaico de banderas parecido llega el Liverpool, donde Arbeloa repetirá en el once de inicio.