A. LORENZO
MADRID.-
La eléctrica E.ON eximió ayer a Caja Madrid de tener que ceder a ésta los derechos económicos del 10% que la entidad tiene de Endesa. La ruptura del pacto, que apenas ha tenido una semana de vida, implica que la institución crediticia pueda vender su participación en la primera eléctrica del país a Enel y Acciona.
La retirada de la oferta de E.ON ha dejado descolocada a la entidad que preside Miguel Blesa, que optó por guardar silencio a lo largo de los 18 meses largos que ha durado la pugna por el control accionarial de Endesa. Sin embargo, la caja optó por destapar sus cartas el lunes pasado, cuando Blesa reunió a su consejo de administración para someter a votación un pacto que permitía a éste el control de los derechos políticos que le otorga la participación en la eléctrica de la que es titular.
La caja desveló que su intención era la de «salvar» la OPA de E.ON. Con esta premisa, Blesa logró arrancar el visto bueno al contrato por el que cedía los derechos de sus acciones y optar a que, en cualquier momento, podría quedarse con los títulos a un precio de 40 euros. La decisión recibió luz verde por parte del PP, IU, Comfia-CCOO y el consejero Guillermo Marcos. No así por parte de los representantes del PSOE, UGT y CCOO Madrid.
La entidad, oficialmente, decidió no hacer comentarios sobre lo ocurrido. Sin embargo, fuentes del consejo apuntaron a que Blesa tendrá que dar explicaciones en una próxima cita acerca de lo sucedido. Éste, además, ocupa un sillón en el consejo de Endesa y, en el pasado, mantuvo una relación tensa con el propio Manuel Pizarro, presidente de la eléctrica, al querer tener una mayor representatividad de Caja Madrid en el principal órgano de poder de la empresa. Un pulso que ganó Pizarro y que, a pesar de las discrepancias, volvió a su cauce a raíz de la guerra empresarial. La entidad quería respaldar a E.ON para equilibrar el poder en el consejo de Endesa y permitir, en su opinión, la gobernabilidad de la compañía.
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