Martes, 3 de abril de 2007. Año XIX. Número: 6.316.
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POLITICA EXTERIOR / Regreso a la Cuba de Castro
Moratinos anuncia en La Habana una «nueva etapa de ayuda y diálogo» con la dictadura
MARISA CRUZ / Enviada especial

LA HABANA.- «Satisfacción, emoción y agradecimiento» son las tres palabras con las que ayer el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, definió su primer contacto directo con el régimen de Fidel Castro en territorio cubano.

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Su estancia en la isla será muy breve y su contenido es de marcado carácter oficial pero, para el Gobierno español, marca el inicio de una «nueva etapa» que se caracterizará por el «diálogo firme y abierto», el «entendimiento» y la «ayuda» al pueblo cubano y a sus autoridades.

El jefe de la diplomacia española llegó el lunes de madrugada (hora española) a La Habana, acompañado por la secretaria de Estado de Cooperación, Leyre Pajín.

En la isla ya se encontraba desde un día antes la secretaria de Estado para Iberoamérica, Trinidad Jiménez. El ministro fue recibido en el aeropuerto José Martí por su homólogo cubano, Felipe Pérez Roque, con quien ayer por la mañana tuvo su primera reunión. El objetivo de esta cita fue el de acabar de perfilar los acuerdos de entendimiento que deberían firmarse hoy y que, según fuentes diplomáticas españolas, se referirán a los tres terrenos básicos de la relación bilateral: el político, el económico y financiero, y el de cooperación.

Ayer, la primera valoración del ministro español destilaba satis- facción y espíritu positivo hasta el punto de que «agradeció» a las autoridades cubanas la oportunidad que le han brindado de visitar la isla.«Es absolutamente impensable», aseguró Moratinos acompañado por Pérez Roque, «que el Gobierno de España no pueda mantener, defender y desarrollar toda una política constructiva, intensa y dialogante con las autoridades cubanas».

«Creo», añadió, «que hoy iniciamos una nueva etapa en la que queremos, a través de un diálogo firme, abierto y donde expresaremos nuestras opiniones no siempre coincidentes, buscar siempre el entendimiento y el avanzar juntos».

Según explicó el ministro, Madrid y La Habana quieren repasar en esta visita el estado de sus relaciones políticas, de cooperación y económico financieras, así como abordar el momento por el que pasan los vínculos entre la Unión Europea y la isla.

Expectación de la prensa

Moratinos, según sus propias palabras, aseguró sentirse «emocionado» por «poder participar en lo que debe ser una responsabilidad de todo Gobierno español». A saber: «Construir, ayudar y acompañar a nuestros amigos del pueblo cubano y a las autoridades de Cuba en todas las nuevas etapas y los nuevos desafíos de futuro».La breve declaración del titular de Exteriores no estuvo seguida de preguntas, pese a que ayer la expectación de la prensa española, internacional y cubana por la visita era máxima.

Cuba se mostró también extremadamente satisfecha. A través de su órgano oficial, el diario Granma, puso la actitud española como ejemplo de la que debería seguir la Unión Europea en sus relaciones con la isla.

En su edición de ayer, Granma dice que «la actitud del Gobierno español es la vía para conducir las relaciones entre Cuba y la UE» y añade que «Cuba desea una relación más amplia con la UE sobre la base del respeto mutuo, la no injerencia y el reconocimiento del derecho de cada país para escoger libremente su sistema económico y social».

No hubo en la corta intervención de Moratinos referencia alguna a los derechos humanos, ni a la necesidad de que Cuba emprenda una transición hacia la democracia. Estos temas son tabú y sólo mentarlos, al menos públicamente, podrían dar al traste con todos los encuentros institucionales previstos.

De hecho, nadie entre los diplomáticos españoles se aviene a aventurar algún gesto político significativo por parte del régimen castrista. Lo más llamativo sería, sin duda, alguna liberación de presos de conciencia; lo menos espectacular, pero también importante para Madrid, sería la reapertura del Centro Cultural de España, un espacio que siempre se caracterizó por ser un foco de intercambio de ideas y libertad y que fue clausurado por orden del régimen en la etapa de tensión con el Gobierno de Aznar.

Tampoco se habla de la posibilidad de que sea el propio titular de Exteriores quien mantenga un encuentro con representantes de la disidencia. De hecho, las explicaciones oficiales por parte española insisten continuamente en que ésta es una visita oficial de acercamiento a las autoridades cubanas, con las que se pretende mantener una relación tan estrecha como con las de los países latinoamericanos democráticos.

En cuanto a la oposición, la diplomacia española se «reserva el derecho a decidir la fórmula de contacto, el cómo y el cuándo», aunque se insiste en que España desea mantener capacidad de interlocución con «todos los sectores de la sociedad cubana». Por el momento, todo apunta a que será, finalmente, el director general para Iberoamérica, Javier Sandomingo, quien permanezca en la isla un día o dos más para entrevistarse con algunos miembros de la disidencia.

Ayer, fue el propio Moratinos quien dio un carácter de especial trascendencia a su visita, recordando que es la primera de un canciller español desde hace nueve años. Su predecesor, Abel Matutes, viajó a La Habana en 1998. En aquella ocasión, el ministro español se reunió con los opositores y mantuvo un encuentro de casi ocho horas con el presidente Fidel Castro, hoy en periodo de convalecencia por una grave enfermedad y sustituido en funciones por su hermano Raúl Castro. Moratinos tiene previsto cerrar su visita a La Habana esta tarde con una reunión con Raúl Castro, también ministro de las Fuerzas Armadas.

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