B. F.
BILBAO.-
No es la primera vez que Maite Pagazaurtundua está en la macabra lista de objetivos etarras. De hecho, forma parte de ese numeroso grupo de vascos que se ve obligado a vivir con dos escoltas pegados a su sombra, sin saber muy bien cómo explicárselo a sus dos hijas pequeñas. Y es que Maite sabe muy bien lo que es vivir bajo la presión de los violentos.
Presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo desde el año 2005, su vida sufrió un cambio radical el 8 de febrero de 2003, cuando ETA asesinó a su hermano Joseba, entonces jefe de la policía municipal de Andoain y miembro como ella de Basta Ya. Desde entonces, lo que ya era un fuerte compromiso por la libertad se tornó una necesidad, que la ha llevado a ser durante todos estos años una de las voces más críticas contra los violentos y contra aquellos que les amparan con su apoyo o con su omisión.
Nacida en Hernani en 1965, se afilió al PSE cuando tenía 20 años. Y en las filas socialistas ha ocupado diversos cargos, entre ellos asesora de Política Lingüística del Gobierno vasco cuando era consejero de Educación el también asesinado Fernando Buesa. Además, ha sido parlamentaria de la Cámara vasca, secretaria de Educación y Cultura de los socialistas vascos y concejala del PSE en el Ayuntamiento de Urnieta (Guipúzcoa).
Sin embargo, su estrecha vinculación al socialismo no le ha impedido ser una de las voces más críticas con sus compañeros de filas cuando éstos han hecho guiños al mundo del nacionalismo.
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