La razón se compone de verdades que hay que decir y verdades que hay que callar (Rivarol)
OPINION
LA TRONERA
Respeto
ANTONIO GALA
Admira cómo les ha dado a los ayuntamientos por los «edificios singulares y emblemáticos». El Guggenheim de Bilbao desató tal ambición. Ahora se dirige, sobre todo, a rascacielos infinitos: justo en el momento en que ya no se llevan más que en Extremo Oriente. ¿Qué es eso de una torre de cristal de 180 metros en Sevilla, «que respetará la Giralda»? Será porque no le tire obuses, porque, lo que es en metros, le saca 82... Y así se les hace el caldo gordo a arquitectos (cuyos proyectos desconocen el lugar en que se han de instalar: da igual Oslo que Cáceres) y a concursos, surtidos por idénticos nombres de los que estamos hartos. Que se respete el aire y el color y las sombras y la estatura que a cada ciudad le dio su historia. Que los alcaldes no se inmortalicen con edificios u obras exóticos. Que el ladrillo no cubra las alturas también. Por fortuna, todo alcalde es pasajero. Menos o más, muy pronto lo veremos.