Que 100 años no es nada es lo que debe pensar el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, que a pocos meses de llegar al siglo de vida sigue en plena vorágine creativa. Trabaja en el que podría ser el último de sus proyectos, el Centro Cultural que llevará su nombre y que se construirá a orillas de la ría de Avilés.
En él ha empeñado toda su ilusión y empeño, según sus allegados, y está dispuesto a cruzar el charco, algo inusual en él ya que odia volar, para poner la primera piedra. Eso es al menos lo que ha prometido en una grabación difundida ayer con motivo de la inauguración de la primera muestra sobre este complejo, instalada al aire libre y que recorre el legado arquitectónico de este infatigable creador. Niemeyer 100 por 100 es la retrospectiva más completa de las organizadas en todo el mundo como homenaje al arquitecto por su centenario. Una muestra que esta figura clave de la arquitectura moderna ha supervisado personalmente.
Se trata de un recorrido completo por la obra y el pensamiento del artista a través de imágenes, fotografías, planos, bocetos, infografías o incluso frases en las que deja traslucir su pensamiento y aquello que inspira su creación, todo ello envuelto en un enorme y pesado marco de acero.
Cien paneles, que en su mayoría proceden de su estudio o de su fundación brasileña. La muestra se sitúa en pleno margen de la ría de Avilés, abierta al público, algo que ha elogiado el propio artista porque dice que así «será más popular». Y es que según sus allegados, a Niemeyer le gusta conocer lo que los ciudadanos piensan de su obra.
La exposición supone un repaso a su trayectoria, desde sus comienzos en años 30 a sus trabajos en Pampulha, donde introduce la línea curva, una característica que desde entonces y para siempre marcará su trayectoria. No falta una referencia a la sede de Naciones Unidas en Nueva York, pero sobre todo hay un espacio especial para Brasilia, ciudad patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
El arquitecto, al que la política le llevó durante un tiempo al exilio en Europa, reside actualmente en Río de Janeiro. Aquellos difíciles momentos también tienen su reflejo en la muestra. Hace unas semanas, el incansable arquitecto inauguró en el Museo Paço Imperial de Río de Janeiro otra exposición centrada en sus trabajos, en esta ocasión, centrada en la última década.
La exposición del Premio Príncipe de Asturias de las Artes tiene también un sitio especial para todo lo referente al centro cultural que construirá en esa ciudad, y que será según sus palabras «mi obra más importante en Europa y mi proyecto más querido». Un proyecto que ha cedido al Principado porque le convenció su propuesta de integrarlo en una solución urbanística «innovadora para la ría».
Para él se ha reservado un espacio de 20.000 metros cuadrados y tendrá un coste que rondará los 24 millones de euros. Constará de un edificio de tres volúmenes, dos de ellos destinados a auditorio y un museo, todo coronado por una cúpula blanca.
A pesar de su deseo de viajar a España puede que el proyecto tenga que desarrollarse a distancia. Además de por su edad y por los achaques de salud, parece ser que a este comunista convencido no le agradan los aviones. Ésa fue la causa de que sea uno de los pocos premiados que no acudió al Teatro Campoamor de Oviedo a recoger de manos del Príncipe Felipe el galardón de las Artes que se le concedió en 1989.
Entre las principales obras de Niemeyer, una de las figuras claves de la arquitectura del siglo XX, sobresalen el Museo de Arte Moderno de Caracas, la sede de la editorial Mondadori en Milán, la sede del diario L'Humanité y del Partido Comunista en París, la Universidad de Constantina y el ministerio de Asuntos Exteriores de Argelia, la ciudad de Brasilia (que diseñó con su colega Licinio Costa) o el centro recreativo conocido popularmente como Sambódromo, que se construyó entre 1983 y 1984 y sirve desde entonces como sede permanente del desfile de las escolas de samba en el festival carioca.
«He puesto todo mi empeño»
Para Oscar Niemeyer «lo importante de la arquitectura es la sorpresa y hacer una cosa diferente», dice desde la atalaya de su talento centenario. Hoy en día, dijo, «no existe una arquitectura ideal, sería monótona» por ello él trata en sus creaciones de «buscar la belleza y una solución diferente».
Y eso, aseguró «es lo que quiero hacer aquí, en referencia al proyecto del Centro Cultural que construirá en Avilés y en el que confesó estar «poniendo todo el empeño». Son declaraciones que el arquitecto, que actualmente reside en Brasil, grababa hace días en su estudio de Río de Janeiro y que ayer se difundieron a través de copias de DVD tras la inauguración de la exposición 'Niemeyer 100 por 100' de Avilés, ciudad que acogerá su impactante proyecto. En esa entrevista asegura que el edificio en el que está trabajando para Asturias le «agrada» por su «sentido social», algo que para él es casi más importante como la propia arquitectura.
Niemeyer siente, además, que sus obras no sólo deben visitarse por dentro sino también por fuera. Por ello, el lugar elegido para esta obra que ya ha mostrado sus perfiles es una enorme explanada abierta a la ría, tal y como le interesó desde el primer momento al maestro de arquitectos.
