Jueves, 5 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6318.
ÚLTIMAS NOTICIAS TU CORREO SUPLEMENTOS SERVICIOS MULTIMEDIA CHARLAS TIENDA LOTERÍAS
Primera
Opinión
España
Mundo
Ciencia
Economía
Motor
Deportes
Cultura
Comunicación
Última
Índice del día
Búsqueda
 Edición local 
M2
Catalunya
Baleares
 Servicios 
Traductor
Televisión
Resumen
 de prensa
Hemeroteca
Titulares
 por correo
 Suplementos
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economía
Motor
Viajes
Salud
Aula
Ariadna
Metrópoli
 Ayuda 
Mapa del sitio
Preguntas
 frecuentes
Es un delito renunciar a ser útil a los necesitados y una cobardía ceder el paso a los indignos (Epícteto)
 CULTURA
De Niro desciende a las cloacas de la CIA en 'El buen pastor'
Milton Bearden, ex agente durante 30 años y asesor en el filme, dice que «la seguridad no puede ser a cualquier precio»
QUICO ALSEDO

MADRID.- La CIA. Para muchos, el epítome de las manos sucias del poder. Para otros, el paradigma, por las malas, de la supremacía estadounidense en el mundo. Para Robert de Niro, que estrena ahora el filme El buen pastor, acerca de la fundación de la célebre agencia, ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario. A lo gallego, vamos: «Yo hago como la mayoría de americanos: ni estoy a favor, ni en contra de ella», dijo en el Festival de Cine de Berlín.

Publicidad
De Niro ha encarnado durante tres décadas a toda suerte de personajes incómodos y turbulentos, así que no puede extrañar que para su regreso a la dirección 13 años después de Historias del Bronx haya elegido un tema que toca de cerca el corazón del sistema: la creación de la CIA, la extrema frialdad de sus miembros, la naturaleza esencialmente violenta del poder.

Y no con una visión tan neutra como él quiere hacer creer, siempre jugando al desmarque: El buen pastor, de estreno hoy, esboza los dilemas morales de la lucha del poder por mantenerse vivo, pero también pone el acento en la nobleza de fines con que nació la propia CIA, y de ahí el título.

El filme, que exhibe un impresionante reparto (Matt Damon, Angelina Jolie, Alec Baldwin, William Hurt, John Turturro y el propio De Niro), es finalmente un impresionante friso de resonancias decimonónicas y tres horas de duración que juega al ultrarrealismo, con el personaje de Damon como glacial y paranoico hilo conductor.

El buen pastor trata de contar la historia en plan aristotélico, sin tomar partido, a partir de un guión de Eric Roth. Y para empaparse del tema, De Niro contó como asesor con Milton Bearden, que a lo largo de 30 años dirigió operaciones de la CIA en Pakistán, Afganistán, Nigeria y Alemania, y que ahora se ha reconvertido en columnista: «Bo-bby [De Niro] tuvo la idea del filme en 1997. Habló con [el diplomático] Richard Holbrooke, que le dio mi teléfono. Así fue como nos hicimos amigos».

Una visita a Moscú echó a rodar el proyecto: «Él tenía que ir al festival de cine. Aprovechamos para visitar a algunos amigos. Gente del KGB, ya me entiendes. Hace años éramos enemigos, ahora no». La reunión fue lo opuesto a las gélidas citas de las pelis de espías: «Pasamos tres días de juerga, paseamos en barca... Bobby empezó entender ese mundo».

Bearden justifica la extrema frialdad, casi insensibilidad, que destila el personaje de Damon -«no vamos por ahí reclutando gente fría, pero si deben ser un poco así, sí»-, y va más allá en el análisis que hace De Niro sobre la casi nula visibilidad de la CIA en EEUU: «A los americanos les gusta la verdad, alta y clara, pero no les gusta hurgar en los secretos de nadie. Date cuenta de que esta tierra se pobló de gente que venía huyendo precisamente de eso, en el siglo XVII. La visión de los servicios secretos es desapasionada porque no nos gusta mirar bajo la alfombra».

Momento autocrítica: «En América, pero también en Europa, es fácil caer en prácticas antidemocráticas, pero creo que hoy podemos estar satisfechos: las cosas se van sabiendo [respecto a la invasión de Irak]. La democracia es una lucha de todos los días». Pero es que Bearden es hipercrítico: «EEUU no ha entendido su responsabilidad en los últimos 50 años. La Guerra Fría era cómoda. Hoy, Bush no entiende lo que significa responsabilidad». ¿Es a veces la CIA más poderosa que el Gobierno? «Eso les gusta creer a muchos, pero la seguridad no puede ser a cualquier precio. Sólo cuando el pueblo, el Gobierno y los servicios secretos coinciden, la democracia funciona».

recomendar el artículo
portada de los lectores
copia para imprimir
Información gratuita actualizada las 24 h.
 SUSCRIBASE A
Más información
Renovar/Ampliar
Estado suscripción
Suscríbase aquí
Suscripción en papel
 publicidad
  Participación
Debates
Charlas
Encuentros digitales
Correo
PUBLICIDAD HACEMOS ESTO... MAPA DEL SITIO PREGUNTAS FRECUENTES

elmundo.es como página de inicio
Cómo suscribirse gratis al canal | Añadir la barra lateral al netscape 6+ o mozilla
Otras publicaciones de Unidad Editorial: Yo dona | La Aventura de la Historia | Descubrir el Arte | Siete Leguas

© Mundinteractivos, S.A. / Política de privacidad