CHELSEA 1
VALENCIA 1
Cech
Diarra
Carvalho
Terry
A. Cole
Obi Mikel
Ballack
Kalou
Lampard
Shevchenko
Drogba
Cambios: Wright-Phillips por Kalou (min. 74)
Cole por O.Mikel (min. 74)
Cañizares
Miguel
Ayala
Moretti
Del Horno
Albelda
Albiol
Joaquín
Vicente
Silva
Villa
Cambios: Angulo por VIcente (min. 57)
Hugo Viana por Joaquín (min. 86) s.c.
Jorge López por Villa (min. 90) s.c.
Arbitro: Frank de Bleeckere (Bélgica)
Tarjetas amarillas: Silva, Albelda, Ayala, Drogba y Diarra.
Goles: 0-1: Silva (min. 30). 1-1: Drogba (min. 53).
STAMFORD BRIDGE. 38.088 ESPECTADORES.
LONDRES.- Vivo, magullado, pero con las semifinales un poco más cerca. El Valencia logró salir de Stamford Bridge con un buen resultado y, sobre todo, con un gol que puede valer la clasificación. Dominó al todopoderoso Chelsea, lo ahogó por momentos, pero le tocó aferrarse al empate con uñas y dientes en los instantes finales.
Y eso que la primera parte había sido valencianista. La única duda que existía era si jugaría Angulo o Joaquín, si la apuesta sería más o menos descarada. Quique lo tenía claro. Se decantó por el gaditano para que desplegara su imaginación y, sobre todo, desbordara. En la otra orilla, Vicente se quedó fijo. Dos afilados puñales para tratar de herir al Chelsea por el costado. Pero el protagonismo acabó recayendo en la figura de ese pequeño gran jugador que es Silva.
La misión del Valencia, en cualquier caso, estaba clara. Había que tapar los espacios y salir a la contra a la mínima oportunidad. Y eso hizo. Empezó presionando bien arriba, incomodando al Chelsea en la salida del balón. Su referencia, Lampard, el que podía dar algo de sentido y verticalidad al juego de los blues, estuvo taponado en todo momento por un colosal Albelda. El capitán no sólo anulaba a Lampard, sino que se ofrecía igualmente para incomodar a Ballack cuando veía a Albiol en apuros.
El Chelsea no sabía por dónde hincarle el diente a un disciplinadísimo y trabajador Valencia. Perfecto en la defensa, serio y contundente en el centro del campo y peligroso en ataque en cuanto Villa y Silva, menuda pareja, asomaban el cuerpo.
El conjunto de Mourinho quería y no podía. De lo poco que pudo ofrecer el Chelsea ofensivamente en el primer acto fue una peligrosa internada de Cole por la banda izquierda, pero su envenenado centro no pudo rematarlo Drogba, anulado por Ayala en el primer acto. Quien pudo sacar tajada en una de las pocas ocasiones en las que el Chelsea ensayó el disparo a puerta fue Kalou, que recogió un rechace en la frontal y envió el balón al palo.
Nada hizo inquietar al conjunto de Quique, que empezó a soltar las piernas, y de qué manera. Y no fue por los esperados flancos por donde llegó el peligro, sino por el centro. Villa encontró en Silva un socio perfecto. Dos ratoncitos que volvieron locos y asustaron a Carvalho y al experimentado Terry. El asturiano, tras una pared con Silva, golpeaba mal cuando se plantaba solo ante Cech. El Chelsea trataba de replicar, pero no sabía por dónde ni con quién. Shevchenko, Ballack, Kalou, Drogba... Mucho nivel, no más que el cuadro español en defensa.
Empujaba el Chelsea, pero sin fe, perdido. Todo lo contrario que el Valencia, que en rápidas sacudidas se plantaba en el campo contrario. No pudo hacer diana Silva en su primer intento. El canario no se esperaba un centrochut de Joaquín que cayó a sus pies. Diez minutos después llegó la obra maestra de este futbolista de 21 años. Se marcó una jugada individual por el costado izquierdo, le tiró un caño a Lampard y, desde unos 20 metros, soltó un zurdazo, que dejó clavado a Cech. El Valencia no sólo tenía el gol deseado, mandaba en el marcador.
En la reanudación se cambiaron los papeles. El cuadro de Mourinho mostró más tesón y convicción en sus acciones. El Valencia seguía aplicado, pero esta vez más angustiado porque el Chelsea lo embotellaba en su área.
No obstante, de donde sacó petróleo fue de un saque de puerta de Cañizares, que cayó a los pies de Cole. El lateral meció el balón y lo envió a Drogba. En la única oportunidad que el fornido delantero ganó la espalda a Ayala, se ensañó. Tocó de cabeza y sorprendió a Cañizares, que salió en falso. El meta de Puertollano, impreciso, dio evidentes síntomas de nerviosismo cada vez que el Chelsea colgaba balones.
Los ingleses dominaban con poderío ante un adversario mucho más vulnerable -sobre todo tras la lesión de Vicente- y desorientado que apenas podía dominar el balón. Había desconcierto e inseguridad. Nada que ver con la imagen del primer acto. Eso sí, el Valencia apretó los dientes y se guardó la carta definitiva para jugarla en Mestalla.