Jueves, 5 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6318.
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Sobrevive el peor Manchester
CON TOTTI AL MANDO, LA ROMA SUPERO CLARAMENTE AL EQUIPO DE FERGUSON, PERO SOLO GANO POR LA MINIMA CRISTIANO RONALDO, EL MEJOR DEL UNITED
JESUS ALCAIDE

ROMA 2

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MANCHESTER 1

Doni

Cassetti

Chivu

Mexes

Panucci

De Rossi

Wilhemsson

Mancini

Perrotta

Taddei

Totti

Cambios: Vucinic por Wilhemsson (min. 61)

Van der Sar

O'Shea

Ferdinand

Brown

Heinze

Carrick

Scholes

C. Ronaldo

Rooney

Giggs

Solskjaer

Cambios: Fletcher por Solksjaer (min. 71)

Saha por Giggs (min. 76)

s.c.

Arbitro: Herbert Fandel (Alemania)

Tarjetas amarillas: Scholes (2), Perrotta, Solksjaer y Heinze.

Tarjetas. Scholes (min. 33).

Goles: 1-0: Taddei (min. 43). 1-1: Rooney (min. 60). 2-1: Vucinic (min. 64).

ESTADIO OLIMPICO. LLENO.

La Roma estuvo a punto de cazar la pieza mayor, la eliminación del poderoso Manchester, pero se quedó a mitad de camino con un resultado esperanzador, pero insuficiente para abatir a la bestia. El 2-1 final dejó la eliminatoria abierta y confirmó la jerarquía de dos pesos pesados, dos genios enormes y desequilibrantes, Totti y Cristiano Ronaldo.

Es lo que tienen los grandes, los que se sienten fuertes incluso en la adversidad. Durante una hora larga, el Manchester se dedicó a morder el polvo y a admitir su clara inferioridad ante una Roma crecida y confiada. La expulsión de Scholes le había dejado con un jugador menos y el 1-0 en contra tras gol de Taddei parecía incluso un resultado aceptable vistas las circunstancias adversas. Sin embargo, bastó una fugaz aparición de las estrellas de Ferguson para romper todo el decorado y provocar el terremoto y el momentáneo empate. La grandeza de los romanistas, su fuerte personalidad, se notó poco después, cuando Vucinic clavó el 2-1 final, pero ese resultado es más peligroso que el 1-0, una invitación a que aparezca la fiereza del Manchester en su guarida de Old Trafford.

Rebelde. Fue Cristiano quien se fue de dos rivales con uno de sus eslaloms. Conectó con Solksjaer y el centro al área del noruego fue acogido por Rooney con un gran control con el pecho y un remate ganador. Empataba un jugador que hasta ese momento ni había salido del vestuario. Todo lo contrario que el portugués, un rebelde perpetuo ante la realidad que marcaba la inferioridad de su equipo. Sin su ímpetu y su clase, el triunfo italiano habría sido contundente. Pero sólo el gol de Vucinic se añadió a la noche romana.

Lo hizo todo bien la Roma antes del descanso. Trabajó para que la fortuna le sonriera y para que el equipo más atractivo y ofensivo de Europa quedara reducido a escombros. El veloz Manchester apareció en Italia como si hubieran cargado de cadenas los pies de sus jugadores. Perdió el balón de vista, se sintió siempre incómodo y tuvo problemas incluso para traspasar la línea del centro del campo. La Roma le obligó a defenderse. Y esa faceta no es la mejor del poderoso United, más acostumbrado a dominar los partidos y a no sentirse exigido atrás.

Spalletti, técnico de la Roma, exigió a su ejército de centrocampistas que saliera a morder, a presionar la salida del balón, a recuperarlo con rapidez y a administrarlo con criterio. Es curiosa la escuadra romanista, que juega sin una referencia en la delantera y que maneja una tropa de mediapuntas que siempre están en constante movimiento, que tocan y se van. Totti parte como el más adelantado, pero a la hora de la verdad, baja a recibir, se ofrece para tocar, construye y se asocia para que el mecanismo funcione como un reloj.

La capacidad de toque y asociación de la Roma descompuso a los centrocampistas del United. Scholes, todo un veterano, se sintió como un pardillo cuando el árbitro le expulsó justamente tras la segunda amarilla por una dura entrada al genial Totti. Lo que le faltaba al Manchester para perder toda posibilidad de control.

La Roma encontró más espacios y, tras un amenazador tiro de Taddei desde fuera del área respondido por Van der Sar, llegó el justo premio en el gol de Taddei. Después se mantuvieron el dominio de la Roma y la magia de Totti, pero Cristiano y el gol de Rooney mantuvieron la esperanza del United.

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