PABLO DE LA CALLE
El componente genético, lo más íntimo del ser humano, queda al descubierto por culpa del dopaje. Los 20 equipos ProTour y la mayoría de sus ciclistas han alcanzado un acuerdo con la Unión Ciclista Internacional (UCI) por el que pondrán a disposición de las autoridades competentes sus muestras de ADN para utilizarlas en las investigaciones sobre consumo de sustancias dopantes. Un pacto sin precedentes que tensará áun más las relaciones entre directores y corredores. Entre patronos y obreros.
El anuncio fue realizado ayer por la UCI, sólo un día después de que de la fiscalía de Bonn asegurara que algunas bolsas decomisadas en la operación Puerto en los pisos de Eufemiano Fuentes pertenecen a Jan Ullrich, según se desprende de los datos cruzados con el ADN del ex corredor y las muestras de plasma congeladas.
Los máximos responsables del ciclismo se sienten fortalecidos por los resultados obtenidos en Alemania y han presionado para sacar adelante una iniciativa rechazada por numerosos corredores, entre ellos, algunos emblemáticos líderes, como Paolo Bettini, Freire o Valverde. «Nos tratan como si fuéramos delincuentes», dicen. Además, argumentan -con certificación facultativa- que el ADN no es útil para detectar asuntos de dopaje, sino que sólo sirve como prueba de contraste. Los más valientes han ordenado a sus abogados que emprendan acciones legales si les obligan a ceder la información genética. En el Pro Tour se encuentran las escuadras españolas Caisse d'Epargne, Euskaltel y Saunier Duval.
La UCI, que solicita que se reabra la instrucción judicial de la operación Puerto, pretende que los ciclistas tomen como referencia a Ullrich, que, tras soportar una gran presión mediática y judicial y anunciar su retirada del ciclismo profesional, entregó voluntariamente una muestra de saliva.
«El compromiso de los ciclistas y los equipos ofrece un instrumento importante para trabajar», señaló orgulloso el presidente de la UCI, Pat McQuaid. «Este acuerdo no implica que los ciclistas tengan que exponer sus muestras de ADN en un banco de información, sino que sólo les compromete a hacerlo si resulta necesario», aclaró Gerrit Middag, director general de la asociación internacional de equipos.
El asunto Ullrich ha vuelto a situar el ciclismo en la esfera de los juzgados. La disminución de la actividad judicial tras el anuncio del archivo del juez Antonio Serrano es una quimera. Ayer, la fiscalía alemana descartó que se hayan manipulado las bolsas de sangre de Ullrich, como habían dicho los abogados del ex corredor. El que fuera ganador del Tour de Francia de 1997 aún no sabe la fecha del procesamiento, pero se expone a penas que van de una multa a 10 años de prisión. La investigación del caso podría estar cerrada a finales del presente año.
Aunque Ullrich todavía no se ha pronunciado sobre esta polémica, sus letrados ya se han encargado de señalar que el resultado de las bolsas de sangre no implica que su defendido esté relacionado con la red de dopaje investigada en España. «Aún queda un largo camino para demostrar que esa sangre fue utilizada como dopaje», advierten. La operación Puerto sigue enredándose.
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