Apodado El Extraterrestre, Tiger, a diferencia de las dos estrellas precedentes, ha variado no sólo el concepto del juego, sino el entorno de su deporte y no sólo del suyo. El imparable vendaval que supuso la aparición triunfal e incontestable de este afroamericano varió el perfil de los seguidores, abrió sobremanera el espectro de los jugadores aficionados y elevó, y de qué manera, el nivel de inversión económica en el golf mundial. Este dato es definitivo: cuando Tiger ganó su primer major (uno de los cuatro que forman el Grand Slam) se embolsó 486.000 dólares; cuando ganó su último Masters, hace dos años, recibió 1.260.000 dólares. Según la revista Forbes se trata del deportista mejor pagado del mundo, y cifra sus ganancias (sólo en premios) en 90 millones. De la llegada de Woods a la competición se han beneficiado todos sus colegas.

Esta historia de éxito comenzó, sin duda alguna, antes incluso de su nacimiento, cuando su padre, un coronel del Ejército de los Estados Unidos, decidió tener un hijo (varón, por supuesto) y convertirle, según un sueño místico que confesó haber tenido, «en el Mesías del deporte mundial». Tiger es el nombre que Earl Woods, afroamericano de origen chino y amerindio, le dio a su bebé (Eldrick de segundo nombre) en recuerdo de un compañero suyo muerto en la guerra de Vietnam. Su madre, Kutilda, una tailandesa de origen chino y holandés, accedió desde el primer momento en el meticuloso, arriesgado y descomunal plan de su marido para fabricar una máquina perfecta en el golf. A los tres años de edad, el niño ya completaba un recorrido de nueve hoyos con unos registros asombrosos, suceso que le llevó a ser invitado varias veces a programas de televisión en los que debía demostrar en directo sus habilidades al público y a los espectadores.

«Nada en Tiger es casual», afirma Nicklaus, muy cerca de los 70 años. El Oso Dorado es el único que puede presumir frente a Tiger. Pero sabe que sólo es cuestión de tiempo. Con 18 grandes torneos conquistados (el último con 46 años), supera en seis a un joven que apenas tiene 31 y que según lo cálculos le habrá superado en 2012. En este punto, algunos advierten que su inminente paternidad (tendrá gemelos en julio) le podría apartar de su gran objetivo. «Nada desviará su atención. Estamos hablando de un ser impermeable a los sentimientos humanos», bromea Tom Watson, otra leyenda viva.

Tiger inicia hoy la pelea por su quinto Masters de Augusta, con lo que se situaría a uno por detrás de Nicklaus. Se cumple una década de su primera chaqueta verde. Aquel año, destrozó todas las marcas posibles en el National un chico que se había pasado al profesionalismo un año antes: batió el récord del campo (270 golpes, 18 bajo par), aventajó al segundo en 12 golpes (nunca antes se había logrado ese margen) y se convirtió en el ganador más joven de la historia.

Uno de los detalles que mejor muestra el afán de inconformismo de Tiger: un día después de arrasar en Augusta decidió variar todo el esqueleto de su juego. Para un golfista, esto es como empezar de cero de nuevo. Jamás había habido un precedente similar. Después de una dedicación casi enfermiza, tardó dos años en volver a ganar un torneo del Grand Slam, la US PGA, donde se impuso al mejor Sergio García que se recuerda. «En aquel instante comprendí que Tiger no se trataba de un jugador especial, sino de un ser vivo especial», afirmó el español.

«Hace 10 años, cuando empezaba el Masters o un gran torneo, los espectadores eran siempre los mismos. Desde que él llegó, nada es lo mismo. Ha acercado más gente al golf que ningún otro en la historia de nuestro deporte», afirma el veterano Mark Calcavecchia, uno de los pocos veteranos del circuito que no fue partidario, como así ha ocurrido finalmente, de las medidas anti-Tiger. El recorrido del National mide hoy 550 metros más que en 1997.

270 golpes. Bate el récord del campo en uno y aventaja en 12 a Tom Kite. Se convierte, con 21 años, en el ganador más joven. Nick Faldo, ganador en 1996, le coloca la chaqueta verde.

Su tarjeta: 70+66+65+69

2001

272 golpes. Con 16 bajo par, aventaja en dos golpes al segundo, David Duval. Tiger ganaba su cuarto gran título consecutivo, una conquista sin precedentes en el golf.

Su tarjeta: 70+66+68+68

2002

276 golpes. Aventaja en tres a Retief Goosen. Se convierte en el tercer jugador que gana el Masters de forma consecutiva. Antes, Jack Nicklaus (1965 y 66) y Nick Faldo (89 y 90)-

Su tarjeta: 70+69+66+71

2005

276 golpes. Gana a Chris DiMarco en el primer hoyo del desempate, al que llega después de un extraordinario 'chip' en el 16 que ha pasado a la historia del golf.

Su tarjeta: 74+66+65+71