CARLOS ALVARO ROLDAN. Corresponsal
BERLIN.-
«Todo marcha según nuestros planes», aseguró ayer Dieter Zetsche para aplacar al creciente sector crítico dentro del accionariado del consorcio germanoestadounidense. Sin embargo, no pudo evitar el verse sometido a un intenso fuego cruzado.
Minutos antes, Zetsche había confirmado en la junta anual de accionistas del quinto fabricante mundial de vehículos que se están manteniendo negociaciones con posibles compradores para su deficitaria filial estadounidense Chrysler, que agrupa a las marcas Jeep, Dodge y la propia Chrysler y que, en 2006, tuvo un descenso en sus ventas del 4,4% y unas pérdidas de 850 millones de euros. «Puedo confirmar que estamos hablando con algunos potenciales socios que han mostrado su interés», afirmó, aclarando que «también es cierto que tenemos que mantener todas nuestras opciones abiertas». Lo cierto es que en su discurso insistió en planes de futuro para Chrysler hasta 2009.
Es decir, que además de una venta total también se baraja la posibilidad de dejar entrar a nuevos accionistas. En total se podría estar hablando de una operación cifrada en 8.000 millones de dólares (6.150 millones de euros) si se vendiera el 100% de Chrysler, cosa poco probable. Las dos condiciones para su venta, según la propia compañía, serían mantener el plan de reestructuración ya iniciado -que implicará la pérdida de 13.000 empleos- y que se conserven los proyectos conjuntos rentables con la división alemana Mercedes Car Group, algo que pasaría por mantener una participación significativa.
De momento, los simples rumores de venta desatados en febrero han hecho que la compañía suba cerca de un 25% en las Bolsas.
Sin embargo, parte de los accionistas han perdido la paciencia ante la volatilidad en las ventas de Chrysler y exigían su venta inmediata, y algunos incluso la cabeza de Zetsche. «¿Qué sucedería si no le encuentran un nuevo novio o si la dote que pide el pretendiente es demasiado alta?», preguntó al presidente ejecutivo del consorcio Hening Gebhardt, jefe de mercados alemanes en el brazo de administración de fondos DWS de Deutsche Bank, entidad que tiene una participación con derecho a voto del 4,4% en DaimlerChrysler. Por parte del grupo accionista DSW, Hans-Richard Schmitz reclamó a Zetsche la venta de la filial estadounidense en vez de esperar a recibir ofertas de fondos de inversión, temidos desde un punto de vista social por su despiadada búsqueda de la rentabilidad. De este peligro advertía Beate Winkler-Pedernera, uno de los representantes del sector crítico entre los accionistas.
Y es que, como ya informó EL MUNDO, entre los candidatos a entrar en Chrysler se encontrarían los fondos de inversión Cerberus, Blackstone y Centerbridge. Con ellos, también ha mostrado interés el fabricante de componentes canadiense Magna, que tiene a Daimler-Chrysler como su principal cliente, y no hay que olvidar que el pasado mes de enero General Motors hizo una oferta por Chrysler a cambio de una participación en su capital.
Dentro del orden del día de esta asamblea de accionistas en Berlín estaba el aprobar el cambio de presidente en el consejo de administración, en el que Manfred Bischoff sucede a Hilmar Kopper. Éste último era un hombre procedente del Deustche Bank -principal accionista de DaimlerChrysler-, mientras que Bischoff es un ingeniero que ha dirigido divisiones de ferrocarriles y aeronáutica. En los últimos tiempos era copresidente en EADS.
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